Bkerké (Líbano) (AICA): “Las guerras que arrasan a Medio Medio, pasando por Siria e Iraq, terminarán sólo cuando se detenga el flujo de armas y dinero dirigidos a las facciones armadas y los grupos terroristas por parte de aliados y patrocinadores regionales e internacionales”, expresaron los patriarcas y jefes de las Iglesias cristianas de Oriente, reunidos, el martes 27 de enero, en Bkerké, en la sede del Patriarcado maronita. Una vez más señalaron el comercio de armas y de recursos financieros puestos a disposición de los grupos yihadistas como factores clave en los conflictos que perturban la vida de pueblos enteros, desestabilizando el marco geopolítico de Medio Medio.
La reunión, informa la agencia Fides, fue organizada por el patriarca maronita Bechara Boutros Rai y contó con la presencia de los demás obispos que llevan el título patriarcal de Antioquía: el patriarca greco-ortodoxo Yohanna X, el patriarca greco-melquita Gregorio III, el patriarca sirio-ortodoxo Aphrem II y el sirio-católico Youssef III. Participaron también de la reunión el obispo armenio católico de Damasco Joseph Arnaouti y el arzobispo Gabriele Caccia, nuncio apostólico en el Líbano.
En el documento, publicado al final de la reunión, los patriarcas y jefes de las Iglesias cristianas insisten en la necesidad de poner fin a los conflictos con “medios pacíficos” y “a través de negociaciones políticas” que cuenten con la participación de todos los partidos contendientes. Entre otras cosas, el texto reafirma el apoyo y la solidaridad con las fuerzas armadas del Líbano, que desde el viernes 23 de enero, en la zona de Ras Baalbek, están trabajando en operaciones contra las milicias yihadistas de Siria, “para desmantelar, con la ayuda de Dios, un plan subversivo de enorme gravedad”.
Por su parte el padre Paul Karam, presidente de Cáritas Líbano, precisó a Fides, que en el Líbano “el empobrecimiento general, la parálisis política y el creciente peligro de una ofensiva de las milicias yihadistas están desestabilizando la sociedad y empujan a los jóvenes a huir, especialmente a los cristianos jóvenes, que van al extranjero en busca de trabajo. Los esfuerzos de las iglesias y las instituciones eclesiales, aunque se han duplicado, no pueden compensar la falta de acción de las instituciones civiles. Y para peor se registró un descenso en la ayuda internacional a favor de los refugiados, mientras que las emergencias humanitarias y el número de refugiados siguen aumentando”, señaló. +
Publicar un comentario