CIUDAD DEL VATICANO- Durante la Homilía en la Misa de la Casa Santa Marta, en esta ocasión el Romano Pontífice reflexionó sobre el sacerdocio de Cristo y aseguró que la persona que blasfema está cerrada al perdón de Dios.
Recordó que, mientras los Sacerdotes de la Antigua Alianza tenían que ofrecer cada año sacrificios, “Cristo se ofrece a Sí mismo, de una vez para siempre, para el perdón de los pecados”. Así, “nos ha llevado al Padre, ha recreado la armonía de la Creación.
“Nosotros sabemos –continuó- que el Señor perdona todo si nosotros abrimos un poco el corazón; los pecados y también todas las blasfemias que dirán, pero quien blasfema contra el Espíritu Santo no será perdonado en la eternidad”.
A este punto, dejó en claro que la “blasfemia es imperdonable. Jesús, como Sumo Sacerdote, ha recibido una unción. ¿Y cuál ha sido esta unción?: la carne de María, con la obra del Espíritu Santo. Y el que blasfema sobre esto, blasfema sobre el fundamento del Amor de Dios, que es la Redención, la re-Creación; blasfema sobre el sacerdocio de Cristo. ‘Pero, qué malo el Señor; ¿no perdona?’ ¡No! ¡El Señor perdona todo! Pero quien dice estas cosas está cerrado al perdón. ¡No quiere ser perdonado! ¡No se deja perdonar!
“Esto es lo feo de la blasfemia contra el Espíritu Santo: no dejarse perdonar, porque reniega de la unción sacerdotal de Jesús, que ha hecho el Espíritu Santo. Pidamos al Señor la Gracia de que nuestro corazón no se cierre jamás a esta maravilla, a esta gran gratuidad”, terminó (ACI).
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