Para una respuesta generosa
Marco Antonio Fuentes Aldana,
1o de Teología
“Amar hasta que duela”, es una frase muy conocida, expresada por Santa Teresa de Calcuta, ejemplo de vida cristiana; pero, sobre todo, modelo de búsqueda vocacional. Dios nos llama a todos por igual, sólo que la respuesta de cada uno de nosotros es totalmente distinta, al igual que lo es el proyecto que Dios tenga para con nosotros en una misión muy específica.
No sabemos con exactitud lo que sucederá en el futuro, pero conocemos lo que está escrito en nuestros corazones, y la oración, delante de Dios, será la brújula que nos irá guiando en esta aventura de la propia vocación, con el fin de alcanzar plenamente el camino de la salvación.
Riqueza común del llamado individual
En el proceso de la formación del Seminario Diocesano de Guadalajara se desea que cada aspirante al sacerdocio viva, disfrute, aprenda y comparta su testimonio vocacional, ya que esto enriquece a la Iglesia, la fortalece y se convierte en la prueba indiscutible de que Dios sigue llamando, a pesar de que, en la actualidad, el mundo está cambiando constantemente, y las personas, muy en especial los jóvenes, están más tiempo en lo suyo y menos en la Iglesia-Comunidad, debido a la demanda que la Sociedad reclama en la vida de cada persona: el trabajo, el estudio, las diversiones y entretenimiento, entre otras cosas, que son el principal obstáculo para escuchar con nitidez este llamado que Dios hace.
Aun con esta latente preocupación, la oración por las vocaciones sacerdotales, que la mayoría de las Parroquias de nuestra Arquidiócesis recita en cada Celebración Eucarística, en cada Hora Santa, en cada oración personal, está dando sus frutos, toda vez que, no obstante el adverso contexto actual, hay respuestas generosas a la entrega total del servicio eclesial.
Nuestro Seminario sigue siendo, en número, en todo el mundo, el que más jóvenes recibe para acompañarlos en la respuesta personal al llamado que Dios les ha hecho y, por lo mismo, el alumnado -somos poco más de mil, entre todos los grados, desde Secundarias, Preparatoria en el Seminario Menor, Cursos de Nivelación, Introductorio y Vocaciones Adultas, así como de las Facultades en el Seminario Mayor- y sus instalaciones siguen en funciones hoy en día, con las dificultades que ofrece el mundo, pero que, gracias a los bienhechores materiales y espirituales, sigue estando en pie.
Has de comprender, por esto, que la vocación primera a la que todos debemos de aspirar es la vocación al amor. El matrimonio y la familia, la vida consagrada-religiosa y la vida sacerdotal deben estar unidas por este Amor, Cristo Jesús. Todas trabajando en conjunto para dar función a su cuerpo, la Iglesia. Por lo tanto, amigo lector, te pido sigas intensificando la oración, los sacrificios y entrega generosa, pidiendo a Dios “sacerdotes santos, según Tu Corazón”.
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