Desaparecidos: Deuda de Autoridades con la Sociedad
No solo que combatan al crimen organizado, también que realicen una verdadera búsqueda de los desaparecidos sin victimizarlos a ellos
y a sus familias sugiere la Pastoral Social.
Sonia Gabriela Ceja Ramírez
El 30 de agosto se conmemoró, apenas por sexta ocasión, el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas.
La definición general indica que “La desaparición forzada se ha convertido en un problema mundial que no afecta únicamente a una región concreta del mundo. Las desapariciones forzadas, que en su día fueron principalmente el producto de las dictaduras militares, pueden perpetrarse hoy día en situaciones complejas de conflicto interno, especialmente como método de represión política de los oponentes”, percepción que en México es diferente pues se tiene la idea de que en nuestro país el mayor número de desapariciones forzadas ocurren por la lucha de poderes entre los bandos del crimen organizado, sin embargo, la situación supera esta realidad y alcanza también a los ciudadanos de a pie.
Dónde están nuestros hermanos e hijos?
Arely Fregoso y María del Refugio forman parte del colectivo “Por amor a ellos”, asociación dedicada al apoyo a familiares que buscan a sus desaparecidos.
María del Refugio refiere que su hijo Gerardo, tenía 40 años cuando lo levantaron: “Se lo llevaron de afuera de su domicilio en presencia de sus hijos y de su esposa; de hecho, hubo disparos. La policía tardó en llegar aproximadamente 20 minutos, lo que dio tiempo a quienes se lo llevaron a cambiarlo de camioneta para huir llevándoselo. Esto ocurrió el 22 de mayo de 2014 y desde entonces no sabemos nada de él.
“Lo primero que hicimos fue acudir a la Fiscalía para poner la denuncia y de ahí se volvió un peregrinar para buscarlo en hospitales, en todas las dependencias, centros psiquiátricos, sin encontrarlo”.
A pesar de que se tienen datos como el calibre de las armas que se dispararon o las placas del vehículo en que fue levantado, tres años después la investigación no presenta avances.
La pregunta incómoda
Cuando ocurre la desaparición forzada de una persona, la primera pregunta que realizan los investigadores es si se dedicaba a negocios turbios: “Siempre criminalizan a la persona que desaparece”, asegura María del Refugio. “Preguntan en qué andaba, por qué lo habrían levantado, y la respuesta de las familias es la misma, no lo sabemos. Desconocemos por qué se los llevan”.
La incertidumbre, la impotencia, la tristeza, la desesperación, el coraje hacia las autoridades es porque se tiene la impresión de que no realizan su trabajo, son las sensaciones que acompañan a los familiares que se vuelven también víctimas de la desaparición. “Sabemos que ellos maquillan todo para no dar las cifras que corresponden a la realidad”, afirma María del Refugio.
No se trata de estadísticas
La realidad de los desaparecidos rebasa los datos oficiales, pero debemos recordar que no se trata sólo de números sino de seres humanos que tienen una historia: “Son parte de una familia, tienen papá, tienen mamá, esposa, hijos, hermanos, hermanas; tienen un nombre… tenían ideales, tenían objetivos a alcanzar y eso supera cualquier estadística”, refiere el padre Ernesto Hinojosa Dávalos encargado de la Pastoral Social en nuestra Diócesis.
Y es que en México, la sociedad estamos hasta cierto punto secuestrada. “La desaparición forzada se ha usado a menudo como estrategia para infundir el terror en los ciudadanos. La sensación de inseguridad que esa práctica genera no se limita a los parientes próximos del desaparecido, sino que afecta a su comunidad y al conjunto de la sociedad”, refiere la definición de wikipedia.
Pero ¿quienes ganan con esta práctica?.
Los casos de desaparecidos en México raramente se convierten en casos cerrados y más raramente son casos con final feliz.
Sin ninguna pista
Arely busca a su hermano Marco Fregoso quien iba camino a Mazamitla. “No aparecieron nunca ni él ni su vehículo. No sabemos si lo pararon, si hubo armas. Es como si se lo hubiera tragado la tierra”, relata.
“La última comunicación que se tuvo con él fue alrededor de las 11 de la mañana y comenzamos a buscarlo alrededor de las 11 de la noche. Pasamos toda la noche buscándolo y por la mañana, enteramos a mis papás para poder poner la denuncia.
“Lo primero que preguntan es a qué se dedicaba, intentando buscar vínculos con la delincuencia. Uno como familia les dice lo que sabe, pero siempre se da la doble victimización.
“Yo se lo dije a las autoridades: si mi hermano llegó a dedicarse a algo turbio, que lo busquen, que lo metan a la cárcel y que pague lo que tenga que pagar.
“No hay indicios de nada. Es como si mi hermano no existiera para nadie, los únicos que le lloramos y los únicos que lo buscamos, somos nosotros.
“Las autoridades ni siquiera pueden buscar el automóvil porque no podemos presentar la denuncia. Yo no tengo la factura del vehículo ni el número del motor, ni nada por el estilo”.
El hermano de Arely desapareció el 7 de noviembre de 2015. Al mom ento de la desaparición tenía 41 años, y dos hijos, uno de 8 y otro de 7 años, quienes desde el principio aceptaron que no volverían a verlo.
Marco, fungía como representante legal de un fraccionamiento que se estaba haciendo en Mazamitla.
La pena compartida
“Por amor a ellos” es un colectivo de personas, familiares de desaparecidos, que se apoyan en el difícil camino de la búsqueda y la espera de sus seres queridos.
Según palabras de nuestras entrevistadas, esta asociación se vuelve una familia.
Son conscientes de que difícilmente podrán encontrar a sus desaparecidos, pero sí pueden apoyar a quien inicia en este calvario indicándoles qué se puede hacer cuando desaparece un familiar.
Actualmente lo integran alrededor de 300 familias, pero participan de manera activa 35 aproximadamente; otras no pueden hacerlo porque viven fuera de la zona metropolitana de Guadalajara.
Trabajan en constante comunicación con colectivos de otros estados como Veracruz, e incluso con asociaciones del extranjero.
Constantemente realizan visitas a los Servicios Médicos Forenses y aunque hay muchos cuerpos sin identificar, estos no pertenecen a los desaparecidos de Jalisco.
La petición es que exista un trabajo vinculatorio entre los diferentes Estados de la república para poder identificar y entregar a sus familiares a personas que han sido encontradas en otras entidades.
“Que se realicen pruebas de ADN. Hace falta una base de datos nacional”, sugiere Arely Fregoso.
El dolor de los que se quedan
El duelo por un desaparecido es conocido como duelo ambiguo, pues sus seres queridos se resisten a darle por muerto, no elaboran rituales como Misas de exequias ni tienen la posibilidad de organizar un funeral en el que se pueda llorar frente al cuerpo.
“Tenemos un duelo suspendido que vivimos diariamente”, asegura Arely, quien añade: “Un día nos levantamos con todas las esperanzas de encontrarlo vivo, pero al día siguiente lo damos por muerto. Lloras, te desesperas y dices por qué lo voy a dar por muerto si nadie me ha entregado su cuerpo, y vuelves a tener esperanzas”.
El acompañamiento de la Iglesia
Hace aproximadamente un año, el señor Cardenal José Francisco Robles Ortega había girado la instrucción de que en todas las parroquias se hiciera una lista de desaparecidos para visibilizarlos ante la sociedad, “pero nos dimos cuenta de que era una situación muy complicada porque algunas personas que buscan a sus familiares empezaron a ser amenazadas e incluso algunos sacerdotes también lo fueron”, señala el padre Ernesto Hinojosa quien añade que la situación se tornó compleja y peligrosa.
“De momento, lo que hacemos las parroquias es integrar nombres a la lista de intenciones en las Misas sin mencionar que están desaparecidos.
“La Iglesia de Guadalajara ha procurado estar recordando a las autoridades la responsabilidad que tienen y la deuda que también tienen en este momento, no solamente de la lucha contra el crimen organizado sino también de buscar a sus ciudadanos desaparecidos.
“El señor Cardenal nos ha pedido que acompañemos con mucha sensibilidad a las familias”, afirma el sacerdote.
Para conmemorar el día de los desaparecidos, la Pastoral Social organizó una Misa en el templo de Santa María de Gracia, el día 30 a las 7 de la tarde. “Además de orar, esto nos ayuda a recordar que los estamos buscando, que no hemos cerrado la carpeta, que continuamos con la esperanza de encontrarlos”.
Compartir el sufrimiento
Esperanza tiene desaparecido a su hermano, quien tiene actualmente 54 años, y dice no descansará hasta encontrarlo. Desapareció el 16 de mayo de 2014, muy cerca de Casa Jalisco, una zona de muchas cámaras pero que en el momento no estaban funcionando. A la fecha, ni él ni su camioneta aparecen.
“En el colectivo nos apoyamos unas familias con otras. Hombro con hombro podemos llorar, podemos reírnos, pero formamos una nueva familia que hablamos el mismo idioma; tenemos el mismo fin que es encontrar a nuestros seres queridos”.
Esperanza añade que durante un recorrido que hicieron al SEMEFO vieron a alrededor de 1,200 personas no identificadas. “No se vale que las autoridades no hagan nada”.
Coincide en que las autoridades criminalizan a las víctimas. Preguntan en qué andaban o si es mujer, suponen que se fueron con el novio.
Madres sin respuesta y sin descanso
La señora Martha, mamá de Arely y Marco Fregoso, refiere que actualmente ‘Por amor a ellos’ está realizando mesas de trabajo con la Fiscalía para revisar los expedientes y checar las inconsistencias que hay en sus casos. “Estamos en pie de lucha”.
Añadió también que cada fin de mes se dan cita en alguno de los municipios de la zona conurbada. “Lo que queremos es sensibilizar a la comunidad y también a quienes tienen familiares desaparecidos, exhortarlos a que se animen a hablar, porque si uno de familia no los busca, nadie más lo hará. Estamos muertas en vida”.
Las entrevistadas señalaron que gracias a la difusión en redes y otros medios de comunicación se ha logrado dar con el paradero de unos cuantos, muy pocos, pero algo se ha logrado.
Saben que el único que realmente puede ayudarlas es Dios.
La guerra contra el crimen organizado convertida en una guerra contra la juventud
El mayor número de desaparecidos, de asesinados y de victimarios refiere que sus actores son los jóvenes.
Sonia Gabriela Ceja Ramírez
Darwin Franco Migues es periodista, maestro del ITESO y de la de UdG. Desde hace 6 años se ha dedicado por completo a la investigación de las desapariciones y habla para Semanario de la situación de este fenómeno en nuestro estado.
Y es que desde la guerra contra el narcotráfico, recrudecida durante la administración de Felipe Calderón, “los cárteles se han convertido en instituciones de poder, y mueven muchas cosas más allá del asunto de la droga”.
Lo que la delincuencia ofrece al mexicano
“El narcotráfico opera como una industria, y como cualquier empresa requiere mano de obra para operar”, refiere el especialista.
“El crimen organizado no pone, como cualquier otra empresa, un anuncio para que la gente vaya y se incorpore a sus filas. Lo que hace es vender la posibilidad de un horizonte de vida rápido, inmediato, que no lo podría proporcionar ninguna otra instancia, aquí estamos hablando de que el narco pulula y florece por la gran inequidad económica que vivimos en el país.
“Mientras una gran parte de la población viva con una necesidad tremenda para la subsistencia cotidiana, habrá gente que se aproveche de ello, y el narcotráfico lo hace.
“El narco también fuerza mucha de la mano de obra que requiere. Por ejemplo, desde hace 4 años había indicios de personas que veían un anuncio para trabajar en el ámbito de la seguridad privada y acudían a Tala donde eran privados de su libertad y desaparecidos; forzados a trabajar en labores de sicariato, por poner un ejemplo”.
“Es una manera de operar del crimen organizado pero también tiene responsabilidad el Estado porque si llevamos 10 años de una afronta contra el crimen organizado que ha incrementado a borbotones la violencia, pues desde luego que hay una responsabilidad”.
Más que números
Por rangos de edad, en México, el grueso de las víctimas de desaparición son jóvenes, son las personas que tendrían la mayor fuerza de trabajo.
El perfil de los desaparecidos, por edad, oscila entre los 16 y 28 años, hombres en su mayoría, que viven en colonias de la periferia, tal vez porque en estos espacios las zonas de seguridad son más vulnerables, pero en realidad la desaparición puede suceder en cualquier parte.
La mayoría son estudiantes o trabajadores de clase media, media-baja.
Respecto a las mujeres, comparten estos mismos rasgos en cuanto al nivel socioeconómico pero las edades son entre los 12 ó 13 años y más o menos llegaría hasta los 26 ó 27. En el caso de las mujeres, la desaparición está vinculada a otro tipo de delito como es la trata de personas o el comercio sexual.
A dónde se los llevan?
“Hace alguna semanas, se descubrieron diversos campamentos en Tala y se supo cuál era el modus operandi del crimen organizado porque algunas personas lograron escapar y lo contaron.
“Muchas veces, le adjudicamos un valor simbólico al sicario y decimos ‘son unos matones de lo peor’, sin saber que muchos de ellos están ahí a la fuerza, amenazados con que le harán daño directamente a su familia.
“En algunos otros lugares, los desaparecidos son utilizados para trabajos forzados en minerías o en campos de cultivo de amapola o de mariguana. Yo he escuchado testimonios directos de personas que después de algunos años han logrado escapar”, advierte Darwin Franco.
“Hay historias mucho más trágicas donde la desaparición tiene que ver con las disputas internas entre grupos delincuenciales y la imposición de poder. Un régimen de terror que genera desapariciones para mostrar su poderío y las personas que desaparecidas ni siquiera tienen nada que ver, son elegidas al azar.
“La realidad es que el crimen organizado opera porque existe un estado que ha sido incapaz de generar las condiciones de seguridad”, asegura.
La guerra contra los jóvenes
“La mayor crisis es, ¡que una generación es la que está desapareciendo!. Pero también si hablamos de homicidios, la mayoría de las personas que han perdido la vida en este trayecto de la guerra contra el narcotráfico también son jóvenes, y muchas de las personas que han sido detenidas en relación a eso también son jóvenes, es decir, hay una generación ahí que por muchas circunstancias, se está perdiendo. Por esa parte pareciera que cuando le declararon la guerra al crimen organizado en realidad se la declararon a los jóvenes.
“Los jóvenes están siendo víctimas y victimarios y ambos nos deben ocupar porque forman parte de la misma sociedad”, añadió.
La diferencia en los números
“El Estado está obligado a llevar un registro público de las desapariciones, por eso existe el registro nacional de personas extraviadas y desaparecidas donde uno puede saber cuántas personas hay en cada uno de los estados e incluso los municipios; por género, por edad, sin embargo, este registro nacional que ya contempla la desaparición de poco más de 31 mil personas no ha sido un registro del todo fiable, pongo un ejemplo.
“Yo particularmente he logrado saber cuántas personas, de manera específica, hay desaparecidas en el estado de Jalisco porque realizo un trabajo constante de meter solicitudes de acceso a la información en la propia fiscalía.
“Se supondría que la fiscalía enviaría esa misma información a la federación, pero resulta que la fiscalía envía menos de los que en realidad existen, es decir, ella reporta menos desapariciones que las actas de desaparición que tiene.
“En el caso de Jalisco aparecen 2,744 personas desaparecidas, cuando en realidad los datos que yo tengo, obtenidos con las mismas bases de datos de la fiscalía, hasta el mes de julio de este año son 4,811. Porque en la desaparición de carácter administrativo, la administración de la tragedia funciona para los fines políticos del gobernante en turno, porque nadie va a querer aceptar que está en el segundo estado con mayor número de personas desaparecidas.
“Este año, en el estado, se presentan aproximadamente 15 denuncias diarias por desaparición.
“Ellos reducen una problemática social, a una problemática de índole familiar y privado. Si esto fuera así, el estado no tendría responsabilidad de resolverla. Por eso ellos prefieren llamarlas ‘personas no localizadas’.
Si los encuentran… dónde están?
“En el Estado, desde 2006 se han presentado poco más de 20 mil denuncias por desaparición. La fiscalía del estado asegura que sus labores de inteligencia y búsqueda, han logrado localizar a aproximadamente 16 mil, la mayor parte, con vida, aseguran.
“Lo que yo he ido cuestionando es cómo logran sostener esos números si de manera cotidiana los familiares reportan nulos avances a su investigación. Pensando en una cuestión meramente estadística, si la fiscalía tuviera esa eficacia muchos de los familiares ya hubieran encontrado a sus desaparecidos.
“Y es que la realidad es que se administran expedientes. Existe una parte en el Código Penal local que le permite al Ministerio Público archivar expedientes que él considera que ya no hay interés del quejoso. Si por ejemplo, hay una familia que en un año no va a la fiscalía, la fiscalía asume que ya no lo buscan porque ya apareció, entonces lo archivan como positivo, aunque no se tenga plena seguridad.
“La gente desiste de ir a la fiscalía porque simplemente no quieren ser tratados de forma tan inhumana.
“También es entendible que la fiscalía o la PGR están desbordados porque la problemática es muy grande. Es decir, en Jalisco, un MP tiene que investigar 400 o más expedientes y uno entiende que humanamente es imposible. Aunque se puede mejorar con la creación de la fiscalía especializada en desapariciones”.
Tipos y formas de desapariciones
Para conocer el contexto, es necesario conocer las implicaciones que este delito tiene, pues las desapariciones se dan principalmente de dos formas.
1 En las que hay un involucramiento directo o indirecto del Estado o alguno de los agentes del Estado. “Son aquellas desapariciones, por ejemplo, donde se sabe que hay participación de policía municipal, policía estatal, el ejército o en su caso, un funcionario público que pudiera ser el que orquestó la idea para desaparecer a una persona.
2 Desapariciones entre particulares. “Son todas aquellas que suceden producto de la impunidad rampante con la cual opera el crimen organizado en el país. Aunque podrían definirse también como desapariciones forzadas porque el Estado está siendo incapaz de cumplir una de sus tareas fundamentales que es garantizar la seguridad de todas las personas.
Nos hace falta verlos
Lo valioso de la labor que realizan los colectivos de familiares de desaparecidos es que han logrado meter el tema en la agenda pública pero ha costado para muchos medios darle seguimiento al tema, porque para ellos es ‘uno más’, es un tema coyuntural al que se le da importancia cuando hay un suceso específico pero después ya no.
Respecto al destino de quienes son desaparecidos y obligados a trabajar como sicarios o en otras actividades, Darwin Franco refirió que “en México existen miles de fosas clandestinas y en esas fosas las familias encuentran ‘sus tesoros’. Tanto en las fosas clandestinas como en los SEMEFOS hay cientos de cuerpos de personas no identificadas que están siendo buscados por alguien, lamentablemente la falta de humanidad del crimen organizado genera ese tipo de historias tan terribles.
“Algunos de los que desaparecen y logran escapar podrán contarnos el horror que viven en esas circunstancias, pero lo cierto es que no son la mayoría. La mayoría se logran encontrar en esas condiciones de muerte”.
Se calcula que por cada desaparecido o asesinado bajo estas características, se tiene un impacto sobre 105 personas de manera directa: la familia, los amigos, los vecinos, compañeros de la escuela o del trabajo.
Las autoridades están obligadas a buscar al desaparecido, a buscar al responsable de la desaparición, y a generar condiciones de s
eguridad para que la gente no desaparezca.
Las otras desapariciones
“Una persona que desaparece en nuestro país, desaparece de múltiples formas”, señala el especialista.
Después de la desaparición física, después hay otra de carácter administrativo, es decir, cuando el estado utiliza frases criminalizantes para vincular a las personas desaparecidas con actividades ilícitas o cuando asume que las personas están en esa situación, más por un problema de índole íntimo – familiar que por un problema social como lo es la inseguridad. Hay personas desaparecidas que el estado prefiere llamar como ‘no localizadas’, ahí hay una desaparición administrativa.
“También desaparecen en el orden jurídico porque lo que tendría que ser una investigación para su búsqueda se convierte en un número de expediente que se archiva. La experiencia sobre este punto marca que se utilizan o se realizan más esfuerzos iniciales por investigar al desaparecido que por investigar su desaparición; esta es una situación preocupante porque entonces más bien se buscan elementos para achacar a él la culpa.
“Pero también existe una desaparición de índole social, cuando como sociedad tomamos ese significado de que seguramente en algo andaba y entonces automáticamente reciben el rechazo.
“Desaparición en el orden simbólico, se da cuando adjudicamos la culpa de la desaparición en el desaparecido, automáticamente lo estigmatizamos y entonces, como es una persona “mala”, no lo vemos, automáticamente uno genera una distancia con ellos, aunque la desaparición, en estas circunstancias de país que vivimos, le puede suceder a cualquiera.
Sociedad y autoridades debemos trabajar de manera conjunta
Con la participación de colectivos y autoridades surge la fiscalía especial para personas desaparecidas. Fiscal de Derechos Humanos reconoce deficiencias en la búsqueda de desaparecidos pero asegura que ese paradigma está cambiando.
Sonia Gabriela Ceja Ramírez
El Dr. Dante Jaime Haro Reyes, Fiscal de Derechos Humanos en Jalisco, califica la desaparición forzada de personas como uno de los temas más sensibles de la agenda nacional y desde luego local.
Señaló que la mayor parte de las desapariciones en México están vinculadas al crimen organizado, pero añadió que hay también personas no localizadas que voluntariamente, se alejan de su hogar huyendo de diferentes realidades como pueden ser la pobreza, el maltrato, la violencia, el abuso sexual, entre otras.
Reconoció que los casos de desaparición se han incrementado en México a partir de la llamada guerra contra el narcotráfico, circunstancia que incrementó las rivalidades entre grupos de poder y que produjo también una depuración de los grupos.
“Los terceros perjudicados son la ciudadanía que nada tiene que ver con las pugnas y que se encuentra en medio de estas crueles circunstancias”.
Si hay avance
Señaló que Jalisco se encuentra entre los estados con mayor índice de desapariciones.
Dijo que existe en México una ley general de atención a víctimas y también una ley estatal, aunque todavía está pendiente una ley de desaparición forzada, que falta sea aprobada por la Cámara de Diputados y regresada al Senado para su publicación. “Es una de las grandes deudas que se tienen en el Estado mexicano”.
Refirió que en Jalisco, existe por parte del gobernador Jorge Aristóteles Sandoval una gran preocupación, sin embargo, añadió que desde el 9 de julio de 2015, con la llegada del fiscal Eduardo Almaguer Ramírez, ha habido un cambio de paradigma.
“Lo primero que se nos encarga, desde la Fiscalía de Derechos Humanos, es coadyuvar en esta nueva situación. Se empieza a hacer un diagnóstico, claro y preciso, sobre lo que está pasando y desde luego se encuentra un cúmulo de expedientes de casos que se venían dando más o menos desde el año 2001, con una real falta de atención hacia los familiares de los desaparecidos, lo que obliga al cambio de paradigma. Así se abre una unidad especial para personas desaparecidas.
“Se logra traer a Jalisco el protocolo Alba en Jalisco, se trabaja en coordinación con la Alerta Amber, y lo más importante, se busca la parte de los consensos, los apoyos, la asesoría de la oficina del alto comisionado de la ONU para derechos humanos en México y de diferentes actores.
“Se establecen unas rutas de diálogo con los colectivos en Jalisco, todo esto comienza finalmente a aglutinarse, se empieza a trabajar ante la necesidad de que esto pueda finalmente cambiar.
“La respuesta del gobernador y del fiscal es que es necesaria una fiscalía para personas desaparecidas, que será la primera en el país con este orden”.
Se reconocen los errores
“Con todos estos actores, se hacen mesas de trabajo, se hacen reuniones para saber dónde están las fallas, se entregan, por primera vez en septiembre del año pasado los expedientes que habían sido pedidos desde el 2002 o 2003 y que no se habían entregado porque efectivamente a la hora de revisarlos había fallas, se otorgaron incompletos.
“En estos expedientes había falta de actuación, no se había pedido la sábana de llamadas, había algunas investigaciones pendientes, prácticamente sin hacer, no se habían mandado oficios.
“Así se comienzan a tomar decisiones para que esas áreas con debilidad se conviertan en una fortaleza con la apertura de una fiscalía especializada.
“En este trabajo habrá tres pilares: Búsqueda inmediata, dirección de la investigación, y dirección de análisis y contexto.
“Se hizo una convocatoria pública abierta para contratar a 28 personas, que sean expertas en análisis criminal, sociólogos, geógrafos, economistas, todo esto viene a dar un punto de avance.
“Lo que se busca es no revictimizar sino ponerse en empatía con familiares de las víctimas”.
Todavía hay camino por andar
El Dr. Dante Haro señaló que a nivel nacional, hace falta un banco de datos digitalizado, pues actualmente se realizan exámenes de ADN a los cadáveres encontrados pero hace falta que los datos puedan compartirse de manera inmediata con otras entidades, solicitud que ya ha hecho Jalisco en diferentes foros.
Dijo que en la entidad se tienen cuerpos desde 1997 a los que se han realizado pruebas de ADN, tomado las huellas digitales, fotografías, y exámenes de odontología forense.
Respecto a la doble victimización señaló que “se han dado de baja a cerca de 300 funcionarios públicos por mala actuación, malos servicios, tortura, evasión de presos. Estamos buscando que haya un trato digno. Queremos que en los 12 distritos, en los 125 municipios de Jalisco, exista el apoyo inmediato”.
Hizo la distinción entre quienes son desaparecidos obligadamente, es decir, a quienes levantan con lujo de violencia; quienes no son localizados pero que muy probablemente se fueron bajo su propia voluntad pues no se localizan tampoco sus pertenencias (ausencia voluntaria), y quienes se extravían debido a algún trastorno mental o enfermedad degenerativa.
Finalmente aseguró que no se trata de contraponer a las autoridades y los familiares de las víctimas sino que se debe trabajar en alianza. “En la medida que los ciudadanos participen en la elaboración de políticas públicas, en cualquier área, inmediatamente vamos a ver reducidas las problemáticas. Somos más los buenos”, señaló.
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