Drogas, violaciones, cárcel
En la calle conoció a un grupo de transexuales, que le parecían “chicas muy bonitas, pero raras y con voces extrañas. Me gustaban porque eran muy chistosas”. De ahí pasó a vivir con ellas y supo a lo qué se dedicaban. Mientras tanto, Daniel sobrevivía robando. A los ocho años robó un vestido de niña y unos zapatitos y ya no abandonó el aspecto femenino: “Para mí lo masculino era el compendio de toda la violencia”. [caption id="attachment_102201" align="aligncenter" width="424"] Iconos del sexo masculino y femenino, con los colores de la bandera transexual.[/caption] Su vida se resumía en estar en la calle, en los basureros, en los reformatorios y vivir de la prostitución. Daba puñaladas y las recibía, hasta 57 cicatrices tiene su piel. De hecho, tiene una mano prácticamente inmovilizada. En la década de los 80, pasó varias veces por la cárcel. Su problema de afectividad fue tal que fue secuestrada y acabó enamorándose del que le había raptado. “Al tipo le mataron, y yo me entregué a la droga consumiendo pegamento de zapato y emborrachándome”, asegura.Viajó hasta Tailandia para el cambio de sexo
Fue hormonándose por su cuenta y, años después, en Bankog (Tailandia), terminó su transformación con la operación genital. [caption id="attachment_103520" align="aligncenter" width="600"] Nacho Sánchez Meya fue la persona que rescató a Astrid / REL[/caption] Al cabo de un tiempo recaló en Barcelona donde ejerció la prostitución. En los aledaños del Camp Nou, se encontró con Nacho Sánchez Meya, un abogado cristiano que ayudaba a la gente de la noche. Juntos fueron de peregrinación a Medjugorje –actual Bosnia– y allí la vida de Astrid Daniela dió un giro de 180 grados. Tuvo un encuentro fuerte con Dios, a través de la Virgen. “No tuve visiones ni nada por estilo, pero percibí una enorme ternura”, detalla.Ayuda a transexuales y prostitutas
Tras su conversión, se consagró en castidad y forma parte de la Asociación Santa María Magdalena, que hace apostolado con transexuales y prostituidas. Su testimonio ha quedado reflejado en el libro Transformada, de la sombra de Pablo Escobar a la luz de Medjugorje, editado por Freshbook. En él, no sólo se recoge la historia de Daniel, sino que además Ignacio Sánchez Meya, cuenta los detalles de cómo acabó ayudándole a salir de esta vida. En el prólogo, el obispo auxiliar de Barcelona, Antoni Vadell, escribe: “Dios me puso a Astrid Daniela para sentir su ternura y porque él la había elegido para una misión específica”. A Daniel o Astrid Daniela lo que menos le importa hoy en día es ser hombre o mujer. Pero no se corta un pelo cuando dice: “¿Acaso un hombre que pierde los genitales por una bomba deja de ser hombre? ¿Acaso si te sientes atraído por otros hombres dejas de ser varón? ¿Por qué no hormonarse en sentido contrario, para acercarnos a la masculinidad que denota nuestro cuerpo? Yo no impongo nada, sólo hablo desde mi opinión y mi experiencia. Esto no me lo pueden prohibir”.La entrada Una transexual arrepentida: “Soy realista, me hice una operación pero en realidad soy un hombre” aparece primero en Actuall.
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