En entrevista concedida a ACI Prensa, el Arzobispo recordó el mensaje que dio el santo polaco el 22 de octubre de 1978 en la homilía de la Misa con la que comenzó su pontificado cuando animó a abrir “de par en par las puertas a Cristo”.
Lo que dijo el Papa peregrino “es más actual hoy que entonces. En 1978 quería decir que estemos listos a afrontar los desafíos de la época: el totalitarismo comunista aún vivo, el capitalismo desenfrenado. Hoy en cambio se trata de algo más peligroso. Ese totalitarismo posmoderno que es mucho más eficaz para matar el alma de las personas”.
“Juan Pablo II tenía la capacidad de encontrar al hombre, estaba siempre en medio de los hombres: en la mañana, en el almuerzo, en la cena, con ellos hablaba y dialogaba. Basta pensar en sus peregrinaciones en Italia y en todo el mundo”, dijo el Arzobispo.
Además el Papa Wojtyla “recorrió cuatro veces la distancia entre la Tierra y la Luna, esto muestra claramente su voluntad de encontrarse con todos los hombres”, afirmó.
El 16 de octubre de 1978, cuando el Cardenal Karol Wojtyla fue elegido Papa, Mons. Gadecki estaba en la Plaza de San Pedro.
Karol Wojtyla “era en ese tiempo una persona desconocida para el mundo y en Polonia la primera figura siempre fue el Cardenal Wyszyński, él estaba bajo su sombra”, recordó.
Cuando el Arzobispo de Cracovia “fue elegido Papa, la primera impresión fue la de un desconocido a los ojos de la gente, pero a mí me llamó la atención que los medios lo llamaran el atleta de Dios. Se habían fijado en su físico más que en su espíritu”.
Sin embargo, “desde ese momento su persona se fue revelando en los campos fundamentales de la vida de la Iglesia: en su enseñanza, en la liturgia y en la diaconía. En la enseñanza lo podemos ver en muchos documentos magisteriales: encíclicas, constituciones, exhortaciones apostólicas. Y entre todos los demás que tocó, la mayor resonancia creo que estuvo en la misericordia, que luego con el culto a Sor Faustina se difundió en todo el mundo”.
Santa Faustina Kowalska fue una santa polaca que recibió desde 1931 varios mensajes de Jesús y que escribió en un diario de más de 600 páginas. A Ella Cristo se le reveló como el Señor de la Divina Misericordia.
“Hoy, cuando vemos a la Iglesia, vemos también el culto de la misericordia. En cuanto a la liturgia, diría que para mí lo más importante fue la revelación de su oración, cómo rezaba y cómo era natural para él la oración hasta el fin de su vida terrena: a pesar de estar enfermo seguía rezando de rodillas”, relató el Arzobispo.
San Juan Pablo II, concluyó el Prelado, “tomaba muy en serio la oración. También resaltó mucho el papel de los santos. Canonizando cientos de beatos demostró así que el hombre puede alcanzar la santidad”.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en ACI Stampa
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