En la Diócesis de Guizhou, en la zona sureste del país, el 15 de octubre las autoridades ordenaron retirar algunas estructuras y varias cruces, por considerarlas una violación a las leyes de planeamiento. Las cruces habían sido erigidas como parte de una peregrinación.
Aunque la Iglesia pagó una multa el 20 de octubre, las autoridades indicaron que también confiscarán el dinero recaudado en la peregrinación.
UCANews informó que el 12 de octubre las autoridades también ordenaron destruir dos cruces en la iglesia de Luoyang, en la Diócesis de Henan.
El día 3 de octubre las autoridades ordenaron retirar una cruz en otra iglesia local porque era demasiado grande y “podía verse desde una estación de tren cercana”.
Posteriormente, el 11 de octubre una cruz y una pared en la iglesia de Whenzhou, en la Diócesis de Zhejiang, fueron destruidas por unos 40 trabajadores.
Una fuente anónima dijo a UCANews que las cruces fueron retiradas porque eso ya se había hecho en algunos templos de otras confesiones cristianas y, por lo tanto, las iglesias católicas no podían estar exentas de la medida.
Un católico de nombre John dijo que la destrucción de cruces parece ser el inicio de una agenda más amplia para eliminar los símbolos religiosos. “Eso es el cristianismo en conformidad con la cinización. En otras palabras, en línea con el socialismo”, agregó.
Las medidas adoptadas por las autoridades chinas a cargo en estas zonas ocurren luego que el 22 de septiembre el Vaticano anunció la firma del Acuerdo Provisional con China para el nombramiento de obispos.
Gracias al acuerdo, dos obispos chinos pudieron participar en el Sínodo de los Jóvenes que se realiza en el Vaticano hasta el 28 de octubre. Los prelados aprovecharon la oportunidad para invitar al Papa Francisco a visitar China.
Algunos han expresado su oposición al acuerdo, como el Obispo Emérito de Hong Kong, el Cardenal Joseph Zen Ze kiun, quien en enero de este año dijo que “el Vaticano está vendiendo la Iglesia Católica en China”.
En el vuelo de regreso de su viaje a Letonia, Lituania y Estonia a fines de septiembre, el Papa Francisco dijo a los periodistas: “Yo soy el responsable” del acuerdo.
Sobre los obispos que no estaban en comunión con la Iglesia hasta antes del acuerdo, como Mons. Guo Jincai que participó del Sínodo, Francisco dijo que “han sido estudiados caso por caso. Por cada obispo han llegado al final los expedientes de cada uno a mi escritorio y he sido yo el responsable de firmar cada caso”.
Sobre el acuerdo, Francisco precisó que “la cosa se hace en diálogo, pero nombra Roma, nombra el Papa. Esto es claro. Y rezamos por los sufrimientos de algunos que no entienden o que tienen en sus espaldas muchos años de clandestinidad”.
El 26 de septiembre el Pontífice dirigió un mensaje a los católicos de China y a la Iglesia universal en el que solicitó “gestos concretos y visibles” a los obispos a quienes levantó la excomunión.
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