En el texto, el Santo Padre aseguró que Santa Madre Teresa de Calcuta “nos ayuda a comprender que el único criterio de acción debe ser el amor gratuito a todos, sin distinción de lengua, cultura, etnia o religión”.
Por ello, el Papa señaló que “su ejemplo sigue guiándonos para que abramos horizontes de alegría y de esperanza a la humanidad necesitada de comprensión y de ternura, sobre todo a quienes sufren”.
Basándose en el tema de la 27° Jornada Mundial del Enfermo “Gratis habéis recibido; dad gratis” del Evangelio de San Mateo, el Papa reiteró que “la vida es un don de Dios” y, precisamente porque es un don, advirtió que “la existencia no se puede considerar una mera posesión o una propiedad privada, sobre todo ante las conquistas de la medicina y de la biotecnología, que podrían llevar al hombre a ceder a la tentación de la manipulación del ‘árbol de la vida’”.
Asimismo, el Santo Padre destacó la importancia del voluntario que es “un amigo desinteresado con quien se puede compartir pensamientos y emociones; a través de la escucha, es capaz de crear las condiciones para que el enfermo, de objeto pasivo de cuidados, se convierta en un sujeto activo y protagonista de una relación de reciprocidad, que recupere la esperanza, y mejor dispuesto para aceptar las terapias”.
“Las estructuras católicas están llamadas a expresar el sentido del don, de la gratuidad y de la solidaridad, en respuesta a la lógica del beneficio a toda costa, del dar para recibir, de la explotación que no mira a las personas”, afirmó el Papa.
Al finalizar, el Papa exhortó a “promover la cultura de la gratuidad y del don, indispensable para superar la cultura del beneficio y del descarte”, y rezó a la Virgen para que todos vivan “como hermanos y hermanas atentos a las necesidades de los demás, a saber dar con un corazón generoso, a aprender la alegría del servicio desinteresado”.
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