Francisco Gómez de Mendiola, el San Ambrosio tapatío

T.H.O.

Pocas diócesis en la historia del cristianismo podrán presumir de haber tenido un obispo que al tiempo de ser electo como tal y de recibir la consagración episcopal hubiera sido laico y gobernador civil. Guadalajara ciudad ha tenido dos: Vasco de Quiroga y Francisco Gómez de Mendiola.

San Ambrosio

El caso más célebre de un laico electo obispo es el de San Ambrosio. Ni bautizado estaba –aunque era catecúmeno, es decir, en proceso de serlo–, y sí, en cambio, era en ese momento el funcionario imperial de más peso en la provincia de Emilia y Liguria, con capital en Milán, cuya mitra ciñó en el año 374 por aclamación del pueblo.

Guadalajara y sus gobernantes laicos electos obispos

En tiempos en los que el rey de España tenía la facultad de presentar al Papa a los candidatos para las sedes episcopales del Nuevo Mundo fue presentado como primer obispo de Michoacán, en 1535, don Vasco de Quiroga, a la sazón oidor de la Real Audiencia de México. De esa diócesis se desmembró, en 1548, la de Compostela, que luego se llamará de Guadalajara.

El segundo caso, fue el del tercer obispo de esta sede –o el primero, si consideramos que sus antecesores, don Pedro Gómez Maraver y fray Pedro de Ayala fueron nombrados obispos de Compostela, aunque nunca residieron en la sede episcopal, sino en la Guadalajara del valle de Atemajac.

Un curioso retrato

Se resguardan en la clavería catedralicia tapatía dos retratos de don Francisco Gómez de Mendiola, pintados por Diego de Cuentas a principios del siglo XVIII. Uno, lo muestra con su atuendo episcopal y el otro como funcionario del trono español.

Lo que ya nadie recuerda es que este último retrato formó parte de la galería del hoy llamado Salón de Embajadores (antes Sala de Relaciones) del Palacio de Gobierno de Jalisco, que lo fue de la Real Audiencia de la Nueva Galicia. Y es que don Francisco fue, hasta el 18 de diciembre de 1571, la autoridad neogallega más importante en el ámbito civil: oidor y Alcalde Mayor de la Real Audiencia de este reino.

El rey Felipe II presentó y el Papa San Pío V eligió a un laico como candidato a obispo ateniéndose a la recomendación universal que para ello hicieron quienes fueron consultados al respecto y a quienes constaba la prudencia, virtud y grandísima austeridad del que también fue sobrino del primer obispo de México, fray Juan de Zumárraga.

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