Redacción ArquiMedios
“Actualmente son 183 los Estados que mantienen relaciones diplomáticas con la Santa Sede y son 89 las Cancillerías de Embajadas con sede en Roma, incluidas las de la Unión Europea y la Soberana Orden Militar de Malta”, señaló la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
El lunes 7 de enero, el Papa Francisco se reunió con los embajadores, en el tradicional encuentro con el Cuerpo Diplomático ante la Santa Sede para intercambiar felicitaciones de comienzos de año, el Pontífice enfatizó que la solicitud de la Santa Sede es “ser un observador atento y sensible a las problemáticas que afectan a la humanidad, con el deseo de ponerse al servicio de todo ser humano”.
En su denso discurso, el Obispo de Roma se refirió a los desafíos y esperanzas que vive la humanidad, tuvo presente aquellos países con los que la Santa Sede estrecha lazos, así como aquellos que viven conflictos internos, guerras y difíciles situaciones humanitarias. Recordó sus viajes realizados el año recién pasado. Enfatizó la importancia de la diplomacia multilateral, en la que prima la justicia y el derecho, que genera confianza entre los pueblos y ayuda a resolver conflictos.
El Papa recordó que hace 100 años nació la Sociedad de Naciones, que representa el inicio de la diplomacia moderna multilateral, con el objetivo de evitar que “las relaciones recíprocas sean dominadas por la lógica que conduce a la guerra”. El éxito de esta diplomacia supone la existencia del diálogo leal y sincero entre las partes, como mecanismo para evitar “el dominio del más fuerte sobre el más débil”.
Para el Obispo de Roma, el sistema multilateral está cuestionado por el resurgir de tendencias nacionalistas que “mina la vocación de las organizaciones internacionales de ser un espacio de diálogo y de encuentro para todos los países”. “Por la creciente preponderancia de poderes y grupos de interés en los organismos internacionales que imponen la propia visión e ideas” y “por la búsqueda de un consenso inmediato y sectario”.
Primado de la justicia y el derecho
El Papa Francisco, si bien advierte estas dificultades, no renuncia a la diplomacia multilateral. Recuerda, citando al Papa Montini, en su discurso a las Naciones Unidas, que “las relaciones entre los pueblos deben regularse por el derecho, la justicia, la razón, los tratados, y no por la fuerza, la arrogancia, la violencia, la guerra y ni siquiera, por el miedo o el engaño”.
Recordando el Mensaje para la LII Jornada Mundial de la Paz, que se celebró el pasado primero de enero, con el tema: La buena política está al servicio de la paz, el Papa insiste en la “íntima relación entre la buena política y la pacífica convivencia entre pueblos y naciones”; porque la buena política debe perseguir el “bien de todos los hombres y de todo el hombre”. Ante la búsqueda de soluciones rápidas y de poco calado, subraya que “el buen político no debe ocupar espacios, sino que debe poner en marcha procesos; está llamado a hacer prevalecer la unidad sobre el conflicto.”
El Pontífice afirma que “el respeto de la dignidad de cada ser humano es la premisa indispensable para toda convivencia realmente pacífica, y el derecho constituye el instrumento esencial para la consecución de la justicia social y para alimentar los vínculos fraternos entre los pueblos.
La defensa de los más débiles
El Papa expresó su decidido compromiso con los más débiles y mencionó la iniciativa humanitaria en Ucrania, a favor de los que sufren. Insistió en que la misión de la Iglesia es “atraer la atención sobre cuestiones humanitarias y fomentar la apertura de caminos pacíficos para la solución del conflicto, caminos que respeten la justicia y la legalidad, incluida la internacional”. Tiene presente la situación que vive Siria, Yemen, Iraq y la crisis del Oriente Medio. Expresa su esperanza de una solución en el conflicto Palestino-Israelí. No olvida el continente Latinoamericano y cita las dificultades socio-políticas que atraviesa Nicaragua y Venezuela.
Por su parte, el Papa, consideró que “la comunidad internacional con sus organizaciones está llamada a dar voz a quienes no tienen voz”. En el caso de los migrantes y refugiados, el Papa Francisco clamó: “necesitamos una respuesta común”. En este contexto, agradeció a países como Jordania y Líbano todo el apoyo que han dado a los refugiados, así como a los países europeos que han ofrecido hospitalidad a los que se encuentran en dificultad y en peligro. Recordó a Colombia y a otros países de América del Sur, porque acogen a personas de Venezuela.
Lugares de esperanza y de paz
El Obispo de Roma recordó dónde nacen la esperanza y la paz: los acuerdos entre Etiopía y Eritrea y luego en el sur de Sudán, las señales positivas procedentes de la península coreana, y lanzó un nuevo y enérgico llamamiento en favor del desarme nuclear, para que se detenga el mercado de armas y se refuerce la cooperación contra el calentamiento global. También recuerda el 30º aniversario de la caída del Muro de Berlín, símbolo del inicio de un viaje de amistad y acercamiento entre los pueblos.
Relaciones de la Santa Sede y otros países
El Papa examinó la consolidación de las relaciones entre la Santa Sede y Vietnam, también recordó el Acuerdo provisional entre la Santa Sede y la República Popular China sobre el nombramiento de obispos, con vistas a la reconciliación de los católicos chinos y a un nuevo impulso de la evangelización.
Destacó que sus próximos viajes a los Emiratos Árabes y Marruecos son para promover el diálogo interreligioso. Así como la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá dentro de dos semanas. Insistió, el Papa, que los jóvenes tienen derecho a oportunidades, así como a tener un trabajo digno que les permita realizarse como personas.
Finalmente, el Obispo de Roma, habló del abuso de menores por parte del clero, reiterando con fuerza el compromiso de la Iglesia de combatir este flagelo y su ocultación. (Vatican News).
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