En diálogo con ACI Prensa, el P. Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis Primada de México, advirtió que “si un laico usurpa funciones de un sacerdote, como celebrar la Misa o confesar, queda excomulgado automáticamente (latae sententiae)”.
“Como toda usurpación de una profesión, hacerse pasar por un sacerdote es un fraude, un engaño doloso que afecta a las personas que son engañadas o estafadas. Si bien el ministerio sacerdotal no es una profesión, el hacerse pasar como un sacerdote es un fraude pero aún es peor porque hay consecuencias espirituales”.
El P. Valdemar precisó que “todos los fieles laicos bautizados tienen el sacerdocio común de los fieles, por lo que, por ejemplo, en caso de peligro de muerte pueden bautizar a un niño. Además, en ciertas circunstancias, y si tienen la delegación, incluso podrían presidir un matrimonio, ya que en ese caso los ministros del mismo son los novios, o celebrar la liturgia (no la Misa) de un funeral”.
Sin embargo, explicó, un “matrimonio” celebrado por un falso sacerdote “en absoluto no es válido”.
Fingir ser un sacerdote “es una usurpación gravísima que atenta contra la validez misma de los sacramentos, ya que al no ser lícitos son una estafa a los fieles, una falsificación de los mismos que va contra la buena fe de las personas que son engañadas”.
El sacerdote mexicano explicó además que “la excomunión es la pena espiritual más grave que existe en la Iglesia, es apartar del Cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia al que ha delinquido, por lo que no tiene acceso a los sacramentos y pone en grave riesgo la salvación de su alma”.
En el caso de los sacramentos celebrados por un falso sacerdote, el P. Valdemar señaló que “el bautismo podría ser válido si se realizó de manera correcta usando la materia y forma adecuada, pero es preciso analizar el caso. Sin embargo, la celebración de la Santa Misa, la Confirmación y absolución dadas por un falso sacerdote u obispo son ilícitas e inválidas”.
¿Cómo prevenir caer en el engaño de falsos sacerdotes? El canónigo penitenciario de la Arquidiócesis Primada de México señaló que en la actualidad “se emiten credenciales con sellos de seguridad para evitar falsificaciones, y cada diócesis tiene sus normas para renovar las licencias sacerdotales”.
“Pero aun así no es tan difícil falsificar las credenciales o documentos. A veces, las mismas diócesis son engañadas, como en el clamoroso caso que acabamos de conocer de España, donde un falso sacerdote colombiano engañó a la diócesis y a los fieles ni más ni menos que por 20 años”, lamentó.
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