En Lourdes, la Virgen apareció con un largo rosario blanco y dorado en sus manos y se presentó con estas palabras: "Yo soy la Inmaculada Concepción".
En una de sus apariciones, Nuestra Señora pidió a Bernardita rogar por los pecadores y exclamó: “¡Penitencia, penitencia, penitencia!... ¡Ruega a Dios por los pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!”.

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