¿Qué hacer antes, durante y después de la Confesión?

Muchos fieles desconocen el rito de la Confesión, por lo que temen hacer algo inapropiado ante el sacerdote, y éste suele ser un motivo más para no acercarse al confesionario.

A continuación te decimos qué debes hacer, decir y rezar antes, durante y después de la confesión:

1. Encomendarse. Una vez que se aproxima al confesionario, el penitente debe poner en la manos de Dios este extraordinario encuentro de salvación y de vida.

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2. Recepción. El penitente se signa con al señal de la cruz diciendo: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

3. Invitación a la confianza en Dios. El sacerdote invita al penitente a tener confianza en Dios con estas o semejantes palabras: Dios nuestro Padre, que ha hecho brillar la luz de la fe en nuestros corazones, te conceda reconocer sinceramente tus pecados y su misericordia.

4. Lectura breve de la Sagrada Escritura. Se lee en el momento (o previamente) este texto para contemplar la misericordia de Dios. Yo les aseguro que habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse. (Lc 15, 7)

5. Confesión de los pecados y aceptación de la satisfacción. El penitente recita primero una fórmula de confesión general (por ejemplo Yo confieso), y confiesa sus pecados. El sacerdote le propone una obra de penitencia, que el penitente aceptará como satisfacción por sus pecados y para enmienda de su vida.

6. Oración del penitente y absolución del sacerdote. A continuación, el sacerdote exhorta al penitente a manifestar su contrición. El penitente lo puede hacer con estas o semejantes palabras: Dios mío, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer, porque pecando te he ofendido a ti, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, cumplir la penitencia, no volver a pecar y evitar ocasiones de pecado. Perdóname, Señor, por los méritos de la pasión de nuestro Salvador Jesucristo.

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7. Absolución. Enseguida, el sacerdote, con las manos extendidas sobre la cabeza del penitente, dice la fórmula de absolución: Dios, Padre misericordioso, que reconcilió al mundo consigo por la muerte y la resurrección de su Hijo y envió al Espíritu Santo para el perdón de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

8. Alabanza a Dios y despedida del penitente.

Después de la absolución, el sacerdote dice: Demos gracias al Señor porque es bueno.

El penitente concluye: Porque es eterna su misericordia.

El sacerdote despide al penitente, ya reconciliado, diciéndole: El Señor te ha perdonado tus pecados. Vete en paz.


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