Lupita:
Nuestros hijos se han vuelto sumamente rebeldes y me siento desesperada. Quisiera ser firme y decirles, que si no les gustan las reglas, se vayan. Pero no es lo que quiero. Ellos me reclaman que ni su padre ni yo les damos tiempo. Nosotros trabajamos de sol a sol por ellos. ¿Qué podemos hacer?
Ma. Estela Z.
Hermana mía, Estela:
Las ciencias de la conducta presentan cada vez más evidencia respecto a las ventajas de la convivencia familiar. Los hijos que conviven con sus padres tienden a ser más sanos emocionalmente, más seguros y mejor preparados para la vida en general. Las comidas familiares se asocian a menores índices de conductas adictivas, delictivas y de deserción escolar.
Sin embargo, estadísticas recientes nos dicen que los padres pasan poco tiempo en familia, usándolo prioritariamente para el trabajo. El incremento de la rebeldía juvenil, el mayor grado de violencia, la depresión y el sinsentido que experimentan niños y jóvenes hoy, está directamente relacionado con este fenómeno.
No se trata, desde luego, de descuidar el trabajo, pero tampoco de descuidar a los hijos. El balance es el secreto. Que no nos pase como a aquel hombre que comentaba que había visto crecer a sus hijos “en pijama”, pues no tuvo tiempo durante el día para compartirlo con ellos. El tiempo es cuestión de prioridades. Coloca en tu agenda en primer lugar el espacio que darás a tu familia y todo lo demás encajará muy bien organizándote con una correcta jerarquía de valores.
Algunos ejemplos de convivencia familiar son los siguientes:
Platicar en los trayectos de auto o transporte público (al llevarlos y recogerlos en la escuela), en lugar de prender el radio y las pantallas personales o del propio vehículo
Practicar juegos de mesa, en lugar de ponerse a ver televisión
Juegos al aire libre, como algunos deportes: futbol (cascarita), beisbol, basquetbol, en lugar de estar sentados y aburridos
Ver partidos, espectáculos, documentales o películas juntos con el fin de comentarlos y conocer los valores y antivalores que se reflejan en ellos
Celebrar los cumpleaños y fechas importantes juntos
Dialogar, dialogar, dialogar. Menos reclamos y más interés en el bien del otro.
Pide en oración al Espíritu Santo, que te de la creatividad necesaria para lograr un perfecto balance entre familia y trabajo. ¡Tus hijos necesitan de ti!
Lupita Venegas/Psicóloga
Facebook: lupitavenegasoficial
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