En ese sentido el Cardenal anima a dejar que Jesucristo “haga de tu vida su posada para depositar su amor, que es misericordia”, y de esta manera “verás todo de otra manera: pensarás más en los demás y saldrás de las fronteras de tu egoísmo, que siempre impide relaciones con los demás sanadoras y reparadoras”.
Para ello el Cardenal propone “tres tareas para este verano”. La primera es “acoger el amor y la misericordia que regala Jesucristo, que como dice el Papa Francisco, es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia y por tanto, la vida de tu familia, la de nuestra convivencia”.
“Cultivar” ese amor de Dios es la segunda tarea que propone el Purpurado. Ya que, “el Señor está en medio de ti y te hace vivir en alegría”, afirma.
Por último, pide “anunciar” la misericordia “que te ha regalado Jesucristo” ya que “el Señor te da su vida para que la manifiestes y reveles con obras”.
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