Griselda Mutual - Ciudad del Vaticano
Con el título “Hoy nos necesitan los migrantes, símbolo de todos los descartados de la sociedad” se plasmó la preocupación de la Iglesia chilena respecto a la crisis humanitaria que se está viviendo en la frontera de Chile con Perú, agravada en las semanas pasadas por la sorpresiva solicitud de una visa consular de turismo para el ingreso de migrantes venezolanos al país. El Instituto Católico Chileno de Migración - INCAMI y la Pastoral Social Caritas Chile, señalan que esta medida imprevista “ha saturado los puestos fronterizos y consulados” debido a que quienes llevaban semanas de desplazamiento, “no tenían conocimiento de los nuevos requisitos de ingreso”, vulnerando así los derechos “de decenas de personas”.
Las entidades eclesiales ponen en acento en la necesidad de “repensar el tema migratorio”, debido a la “ausencia de una ley acorde con el nuevo contexto latinoamericano”. “Esta nueva mirada –dicen – no puede ser desarrollada de forma aislada. La migración es un fenómeno global que debe ser abordado desde esa perspectiva”.
Una política integral que involucre a los gobiernos de la región
Es así que “en coherencia con las enseñanzas de Jesucristo, la Iglesia Católica invita a construir una cultura del encuentro y la acogida”:
“Queremos seguir aportando al diálogo con las autoridades en materia migratoria. Comprendemos la necesidad de regular la movilidad humana ante la capacidad limitada que tiene el país, pero hacemos un fuerte llamado a la ‘misericordia’ y a no restringir las posibilidades de ingreso de una comunidad en problemas. Pedimos trabajar en conjunto para establecer una política integral que regule la migración y permita abordar de mejor manera los desafíos del tránsito de personas, especialmente de aquellas desplazadas por graves situaciones políticas y económicas”.
Solicitudes de documentación sean “razonables”
La Iglesia chilena señala asimismo que “todos quienes formamos parte de Latinoamérica estamos moralmente involucrados”, y realiza un llamado a “la búsqueda de soluciones que involucren a todos los gobiernos de la región”, especialmente “a quienes son responsables de la conducción política de Venezuela, para generar las vías de salida de esta crisis que desangra a su pueblo”. Además afirma que Chile “debe aportar con medidas razonables de solicitud de documentación a personas que viven el drama del desplazamiento desde Venezuela”.
Como ha alertado el Papa en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y el refugiado, dicen también en el comunicado, “las personas migrantes, refugiadas, desplazadas y las víctimas de la trata, se han convertido en emblema de la exclusión porque, además de soportar dificultades por su misma condición, con frecuencia son objeto de juicios negativos, puesto que se las considera responsables de los males sociales”. Por este motivo el INCAMI y la Pastoral Social Cáritas invitan a “cualquier decisión futura sobre este delicado asunto sea fruto de una reflexión serena y desde una mirada cercana a las personas que más sufren, más allá de presiones y temores, pues toda decisión trae consecuencias humanitarias que lesionan la dignidad de las personas.
Iglesia no promueve ingresos irregulares
Por último solicitan “no incurrir en acusaciones infundadas a instituciones de la Iglesia”, respecto a una “supuesta promoción de ingresos irregulares de personas al país”:
“Somos los primeros comprometidos por la vigencia del estado de Derecho y el cumplimiento de la Ley, En años de trabajo conjunto, entidades públicas y civiles saben del servicio por la dignidad y derechos de los migrantes, de la red católica que los acompaña”.
El comunicado también informa que la Red de Iglesia Migrante conformada por INCAMI, Caritas Chile, la Vicaría Pastoral Social Caritas y el Departamento de Movilidad Humana del Arzobispado de Santiago, junto con otras organizaciones religiosas que trabajan en favor de los migrantes en el país; han actuado conforme a la normativa migratoria y de refugio vigente en Chile. Dicha red atiende y acompaña a las personas migrantes en casas de acogida, centros de atención e información, bolsas de empleo, cursos de idiomas, centros de asesoría legal y buscando instancias de integración para que la sociedad de llegada los conozca y los reciba como hermanos y al mismo tiempo para que ellos conozcan y aporten a la sociedad a la que están llegando, sus tradiciones y organización.
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