“Ayer en Forlì fue proclamada beata Benedetta Bianchi Porro, fallecida en 1964 con solo 28 años. Toda su vida estuvo marcada por la enfermedad y el Señor le dio la gracia de soportarla e, incluso, de transformarla en testimonio luminoso de fe y de amor”, fueron las palabras pronunciadas por el Pontífice.
Benedetta Bianchi Porro padeció desde su adolescencia una poliomielitis que le produjo graves secuelas físicas y una rara enfermedad degenerativa que terminaría causándole una parálisis total y, finalmente, la muerte.
Breve biografía de la beata Benedetta Bianchi Porro
Benedetta Bianchi Porro nació el 8 de agosto de 1936 en la pequeña localidad italiana de Dovadola. Desde el mismo momento de su nacimiento padeció problemas de salud. Sin embargo, fue la poliomielitis diagnosticada a los tres meses la que le marcó el resto de su vida.
Como consecuencia de esa enfermedad, su pierna derecha quedó más corta que la izquierda, y se vio obligada a someterse a numerosas intervenciones quirúrgicas. Aunque sobrevivió a la poliomielitis, Benedetta sufrió nuevos problemas de salud a lo largo de la adolescencia: problemas de oído, malformaciones en la espalda, entre otros.
Con el tiempo quedaría prácticamente sorda y debería recurrir a un bastón para poder caminar. A pesar de esos problemas físicos, se matriculó en Medicina, aunque no llegó a finalizar los estudios.
Sus problemas de salud empeoraron, y las numerosas pruebas médicas no conseguían obtener un diagnóstico claro. Finalmente, fue ella misma quien, gracias a los conocimientos adquiridos en la Facultad de Medicina, consigue diagnosticarse la enfermedad de Von Recklinghausen, una rara enfermedad degenerativa e incurable.
Para tratar de frenar la enfermedad la sometieron a una cirugía en la cabeza, pero un error médico le causa una parálisis de la mitad izquierda del rostro. Poco después pierde los sentidos del gusto, el olfato y el tacto.
A pesar de su enorme sufrimiento físico, Benedetta no pierde su vida interior, que no deja de crecer con intensidad. Atraviesa períodos de penumbra espiritual que consigue superar y salir más fortalecida.
En 1961 ya estaba prácticamente paralizada en una cama, donde pasará sus últimos cuatro años de vida.
Falleció el 23 de enero de 1964. El 7 de noviembre de 2018, el Papa Francisco autorizó a la Congregación para la Causa de los Santos la promulgación del decreto para su beatificación.

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