El Papa Francisco advirtió que la tibieza espiritual transforma nuestra vida en un cementerio, pues nos hace contentarnos con una falsa paz interior que no da frutos.
En su homilía en la capilla de Santa Marta, el Papa Francisco se inspiró en la primera lectura propuesta por la liturgia del día que corresponde a un pasaje del Libro de Ageo. Se trata de un texto duro, en el que a través de este Profeta, el Señor exhorta al pueblo a reflexionar sobre su comportamiento y a cambiarlo trabajando para reconstruir la Casa de Dios.
Leer: Papa Francisco: chismes y rumores son un cáncer que daña a la Iglesia
De acuerdo con el Santo Padre, Ageo intentaba conmover el corazón del pueblo perezoso y resignado a vivir como derrotado. Sin embargo sus corazones estaban amargados y no tenían ganas de trabajar.
Aquella gente, explicó el Papa, “no tenía ganas de levantarse, de volver a empezar, no se dejaba ayudar por el Señor que quería que se levantara”, con la excusa de que aún no había llegado el momento oportuno.
“Y éste es el drama de esta gente y también es el nuestro, cuando el espíritu de la tibieza se apodera de nosotros, cuando nos llega esa tibieza de la vida, cuando decimos: “Sí, sí, Señor, está bien… pero despacio, despacio Señor, dejémoslo así… ¡Mañana lo haré!”; para decir lo mismo mañana y mañana dejarlo para pasado mañana y pasado mañana posponerlo aún… y así, una vida posponiendo decisiones de conversión del corazón, de cambio de vida…”, advirtió el Pontífice.
El Papa Francisco aseguró que cuando entramos en esta tibieza, transformamos nuestra vida en un cementerio, pues nos quedamos estáticos bajo el argumento de mantener la paz y la calma dentro de sí misma.
El Papa Francisco advirtió que todo esto nos pasa también a nosotros “con las pequeñas cosas que no van bien, que el Señor quiere que cambiemos“. Él nos pide la conversión y nosotros le respondemos: mañana. De ahí la invitación a la oración:
“Pidamos al Señor la gracia de no caer en este espíritu de ser ‘medio-cristianos’ o, como dicen las ancianas, ‘cristianos de agua de rosas’, así, sin sustancia”.
Con información de Vatican News
Publicar un comentario