Lo anterior fue dado a conocer a través de un comunicado el 19 de diciembre por el Coordinador de protección de Menores de la Prelatura del Opus Dei en Uruguay, Diego Velasco Suárez.
El Prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, concluyó en la investigación preliminar que Bueno, hoy de 81 años de edad, cometió “tocamientos inapropiados contra un joven menor de edad antes de 1984 en un centro del Opus Dei en Montevideo y de una situación de acoso sexual al mismo joven, ocurrida en el verano de 1989”.
“De la mencionada investigación resultó también que el denunciante comunicó el segundo hecho al sacerdote Enrique Doval, que lo interpretó como una grave imprudencia, pero no como un delito, por lo que invitó a la víctima a la discreción y amonestó al acusado, pero no promovió otras medidas. Luego, no mantuvo trato con la persona afectada”, precisó el comunicado.
El 28 de diciembre de 2018, el Arzobispo de Montevideo recibió una denuncia formal contra Bueno Montoya y esta fue transmitida al vicario regional en Uruguay, Mons. Carlos María González, que luego de una inmediata reunión con el denunciante, inició una investigación preliminar.
Bueno Montoya, que reside en Argentina desde 1984, leyó la acusación, “aceptó su culpa y declaró estar muy avergonzado por su acción, dando pruebas de arrepentimiento al manifestar su voluntad de pedir perdón a la víctima -algo que hasta ese momento había evitado por temor a causar mayor daño- y a reparar en lo que fuera posible”.
El comunicado explicó que Bueno “al no ser un clérigo no correspondía la intervención de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Por otro lado, considerando las normas civiles y las canónicas penales aplicables a un laico, los delitos han prescrito por el paso del tiempo”.
Sin embargo, dada “la gravedad de los hechos y la responsabilidad de reparar el daño cometido”, Mons. Ocáriz decretó disposiciones disciplinarias para Bueno Montoya.
En primer lugar, que se “le haga una admonición formal; en segundo lugar, “que cuando el denunciante lo considere oportuno, le pida formal y sinceramente perdón, hecho que ya se realizó a través de una carta personal.
También la prohibición de participar en actividades formativas con menores de 30 años; que no vuelva a ejercer tareas de dirección, o formativas; residir en casas sin trato con personas jóvenes; y que lleve “una vida de oración y penitencia, implorando a Dios la misericordia”.
En tanto, al denunciante se le ofrecerá acompañamiento pastoral y se cubrirán los gastos económicos de una terapia profesional.
A su vez, Mons. Ocáriz decretó que el P. Enrique Doval reciba una amonestación formal por su omisión en la debida atención pastoral a la persona afectada a partir de la comunicación del suceso de 1989.
“Lamentamos profundamente el sufrimiento que se ha causado, pedimos a Dios que brinde consuelo a las personas afectadas y confirmamos nuestra disposición de contribuir en lo que podamos a la sanación del afectado”.
“Especialmente, pedimos perdón por la incapacidad que tuvimos en su momento para comprender la gravedad de los hechos y poder ayudarlo en un camino de sanación, así como para tomar las medidas correspondientes”, describe el comunicado.
Por último, el Opus Dei renovó su “compromiso con la verdad, la prioridad de la atención de las víctimas, la transparencia, la responsabilidad en la reparación y la promoción de un ambiente seguro para niños, niñas y adolescentes” y pidió oración por la persona afectada y “con actitud de piedad cristiana, por el sr. Bueno Montoya, de salud clínica y psicológica frágil y delicada, para que el Señor le tenga misericordia”, concluyó el comunicado.
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