En el comentario del Evangelio de este domingo, el Papa destacó que el activismo es “un peligro que está siempre al acecho, también para nosotros: dejarse llevar por el frenesí del hacer”, “en el que lo más importante son los resultados que obtenemos y el sentirnos protagonistas absolutos”.
Algo que, según aseguró, “también sucede en la Iglesia”, “vamos deprisa, pensamos que todo depende de nosotros y al final corremos el riesgo de descuidar a Jesús”.
Por eso animó a tener un descanso físico y “también del corazón”. “Es preciso regresar al corazón de las cosas: detenerse, estar en silencio, rezar para no pasar de las prisas del trabajo a las de las vacaciones”, destacó el Papa.
Y recordó que “debería acompañarnos” la invitación de Jesús a los apóstoles en el Evangelio de hoy, en el que les dice “descansad un poco”.
“Guardemonos del eficientismo, paremos la carrera frenética que dicta nuestras agendas. Aprendamos a detenernos, a apagar el teléfono móvil para mirar a los ojos de las personas, a cultivar el silencio, a contemplar la naturaleza, a regenerarnos en el diálogo con Dios”, aseguró el Papa.
El Evangelio también narra que Jesús y los discípulos no pudieron descansar como deseaban porque una multitud acudió a ver a Jesús y “entonces el Señor se compadece”, “conmovido, Jesús se dedica a la gente y comienza a enseñar”.
“Sólo el corazón que no se deja secuestrar por la prisa es capaz de conmoverse, es decir, de no dejarse llevar por sí mismo y por las cosas que tiene que hacer, y de darse cuenta de los demás de sus heridas de sus necesidades. La compasión nace de la contemplación”, destacó.
Por eso animó a aprender a “descansar de verdad” y hacernos capaces de “compasión verdadera” para cultivar una mirada contemplativa que haga llevar adelante “nuestras actividades sin la actitud rapaz de quien quiere poseer y consumir todo”.
También alentó a aprovechar el tiempo de vacaciones porque “si nos mantenemos en contacto con el Señor y no anestesiamos la parte más profunda de nuestro ser, las cosas que hemos de hacer no tendrán el poder de dejarnos sin aliento y devorarnos. Necesitamos una “ecología del corazón” compuesta de descanso, contemplación y compasión”.
A continuación el Evangelio de hoy comentado por el Papa Francisco:
Evangelio según Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”, porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.
Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
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