Así lo dijo el Santo Padre este 17 de septiembre al recibir en la Sala Clementina del Vaticano a los participantes del encuentro "Catequesis y catequistas para la nueva evangelización" organizado por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización.
En su discurso de saludo, el Papa recordó que acaba de regresar de la celebración del Congreso Eucarístico Internacional, que se llevó a cabo en Budapest del 5 al 12 de septiembre, por lo que invitó a “verificar cómo el gran compromiso de la catequesis puede ser eficaz en la obra de evangelización si mantiene su mirada fija en el misterio eucarístico”.
“No podemos olvidar que el lugar privilegiado de la catequesis es precisamente la celebración eucarística, donde los hermanos y las hermanas se reúnen para descubrir cada vez más los diferentes modos en que Dios está presente en sus vidas”.
Luego, el Santo Padre recordó el encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosas y catequistas en la Catedral de San Martín en Bratislava, en donde afirmó que “la evangelización no es jamás una mera repetición del pasado” y destacó el ejemplo de “los grandes santos evangelizadores, como Cirilo y Metodio, como Bonifacio, que fueron creativos, con la creatividad del Espíritu Santo”.
“Abrieron nuevos caminos, inventaron nuevas lenguas, nuevos ‘alfabetos’, para transmitir el Evangelio, para la inculturación de la fe. Esto requiere saber escuchar a la gente, escuchar a los pueblos a los que se anuncia: escuchar su cultura, su historia; escuchar no de forma superficial, pensando ya en las respuestas prefabricadas que llevamos en el maletín, ¡no! Escuchar realmente, y confrontar esas culturas, esas lenguas, incluso y sobre todo lo no dicho, lo no expresado, con la Palabra de Dios, con Jesucristo, el Evangelio vivo”, indicó el Papa.
Por ello, el Pontífice cuestionó: “¿no es ésta la tarea más urgente de la Iglesia entre los pueblos de Europa?” y explicó que “la gran tradición cristiana del continente no debe convertirse en una reliquia histórica, de lo contrario ya no es ‘tradición’. La tradición está viva o no lo está. Y la catequesis es tradición, es ‘tradere’ pero tradición viva, de corazón a corazón, de mente a mente, de vida a vida. Por lo tanto: apasionados y creativos, con el impulso del Espíritu Santo”.
En esta línea, el Papa reconoció “me dan miedo los catequistas con el corazón, la actitud y la cara ‘precocinadas’” y añadió que “el catequista es libre o no es catequista” porque “el catequista se deja interpelar por la realidad que encuentra y transmite el Evangelio con gran creatividad, o no es catequista. Piénselo bien”.
Ministerio de catequistaLuego, el Santo Padre recordó la reciente institución del ministerio laical de catequista, en mayo de 2021, para que “la comunidad cristiana sienta la necesidad de despertar esta vocación y de experimentar el servicio de algunos hombres y mujeres que, viviendo la celebración eucarística, sientan más vivamente la pasión por transmitir la fe como evangelizadores”.
“El catequista y la catequista son testigos que se ponen al servicio de la comunidad cristiana, para sostener la profundización de la fe en lo concreto de la vida cotidiana. Son personas que anuncian incansablemente el Evangelio de la misericordia; personas capaces de crear los necesarios lazos de acogida y cercanía que permiten apreciar mejor la Palabra de Dios y celebrar el misterio eucarístico ofreciendo frutos de buenas obras”, afirmó.
En este sentido, el Papa señaló que recuerda con cariño a las dos catequistas que lo prepararon para la Primera Comunión, y con quienes continuó su relación como sacerdote y también, con una de ellas que todavía vive, como obispo.
“Sentía un gran respeto, incluso un sentimiento de agradecimiento, sin hacerlo explícito, pero se sentía como una veneración. ¿Por qué? Porque eran las mujeres que me habían preparado para mi Primera Comunión, junto con una monja (…) Hay una cercanía, un vínculo muy importante con los catequistas”, describió el Papa.
Asimismo, el Santo Padre recordó la publicación del Directorio para la catequesis y alentó a las Conferencias Episcopales a “releer el camino de la catequesis como un momento en el que los cristianos, que se preparan para celebrar la culminación del misterio de la fe, son invitados a ir primero ‘a la ciudad’, al encuentro de las personas ocupadas en sus quehaceres cotidianos”.
De este modo, citó el nuevo Directorio para recordar que “la catequesis no es una comunicación abstracta de conocimientos teóricos que hay que memorizar como si fueran fórmulas matemáticas o químicas. Es más bien la experiencia mistagógica de quienes aprenden a encontrar a sus hermanos allí donde viven y trabajan, porque ellos mismos han encontrado a Cristo, que les ha llamado a ser discípulos misioneros”.
“Debemos insistir en indicar el núcleo de la catequesis: ¡Jesucristo resucitado te ama y nunca te abandona! Este primer anuncio nunca puede encontrarnos cansados o repetitivos en las distintas etapas del camino catequético”, pidió el Papa.
Finalmente, el Santo Padre agradeció a los catequistas que ‘se dedicarán a los niños y jóvenes que se preparan para completar su camino de iniciación cristiana” y rezó para “que la Virgen María interceda por ustedes, para que estén siempre asistidos por el Espíritu Santo”.
Publicar un comentario