“Los últimos días en Kabul no fueron sencillos, estábamos a la espera de poder salir del país y no sabíamos cuándo podríamos hacerlo. Fue una espera bastante desconcertante. Más de una vez nos llamaron para salir en ese mismo momento, pero al final la operación se canceló. Esto nos provocaba bastante estrés, pero al final todo se resolvió bien”, explicó el sacerdote.
El P. Scalese podría haber abandonado el país en el primer avión, pero esperó a llevarse con él a todas las 4 misioneras de la caridad y 14 niños con discapacidad severa y dos religiosas y un religioso de Pro Bambini di Kabul. Con su salida de Afganistán, la presencia oficial de la Iglesia católica desapareció totalmente.
Tras la salida de su avión del aeropuerto de Kabul se produjo un atentado que causó 180 muertos.
El P. Scalese aseguró que durante esos días experimentó "de primera mano lo eficaz que es la oración. Una oración unánime, porque se rezaba por nosotros en cada parte del mundo y esto tuvo sus efectos porque conseguimos llegar sanos y salvos, sin ni un rasguño”.
Por eso el religioso barnabita anima a rezar por el pueblo afgano, “porque realmente lo necesita.
Y aunque la situación en el país es cada vez peor, el P. Scalese asegura que desea volver a Afganistán “siempre que haya una mayor seguridad. Algo que no se ha dado en los últimos 7 años”.
“Soy consciente de que mi acción allí tendrá siempre límites, pero si hay más seguridad podría moverme con más facilidad hasta ahora, porque mi actividad estuvo muy limitada por motivos de seguridad”, afirmó.
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