Durante el vuelo que ha trasladado al Papa Francisco a Budapest para la clausura del Congreso Eucarístico Internacional, el Pontífice se despidió de la compañía en un viaje que, afirmó, “tiene un sabor a despedida”.
“Buenos días a vosotros”, comenzó diciendo el Santo Padre en su saludo a los periodistas y demás miembros del séquito papal a bordo del avión. “Gracias por la compañía. Este vuelo tiene un poco un gusto a despedida, porque nos deja el Maestro de ceremonias (en referencia a Mons. Guido Marini), porque ha sido nombrado Obispo”.
Después, girándose hacia el responsable de los viajes papales, Mons. Dieudonné Datomé, y sonriéndole dijo: “También nos deja el ‘dictador de turno’. Es bueno…, también él ha sido nombrado Obispo y deja el puesto a un Monseñor, Giorgio, se llama, indio: siempre sonríe, siempre. Será ‘un dictador con sonrisa’”, bromeó.
“Nos deja Alitalia… Muchas despedidas, pero retomamos los viajes y esto es algo muy importante, porque llevaremos la Palabra y el saludo a mucha gente”, señaló el Papa Francisco.
El primer viaje en que Alitalia llevó a un pontífice fuera de la península ocurrió el 4 de enero de 1964, con el hoy Papa San Pablo VI.
Alitalia anunció el cese de sus actividades el pasado mes de julio tras el acuerdo entre el gobierno italiano y la Comisión Europea. La histórica compañía italiana se encontraba en una grave crisis con constantes pérdidas y la incapacidad de resolver sus problemas económicos a pesar de las abultadas ayudas públicas.
La compañía dejará de volar a partir del próximo 15 de octubre. Sobre sus restos surgirá una nueva compañía aérea pública, ITA, que absorberá parte de los más de 10.000 trabajadores de la actual Alitalia y parte de sus activos.
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