Así es como se arma lío


Una reconocida abogada pro-vida llamada Alexandra publicaba ayer en su Facebook un hecho que calificó como extraordinario que consistió en que una señora la protegió de la lluvia durante el trayecto aun cuando la ruta de Alexandra no era la suya.


Ale estaba maravillada y se preguntaba cuántos de nosotros seríamos capaces de desviarnos de nuestro camino por cubrir a un desconocido con el paraguas.


Los comentarios que provocó fueron hermosos ya que varios contaron anécdotas parecidas sobre desconocidos que les prestaron ayuda y de cómo un simple gesto provocó el que quisieran hacer lo mismo.


Disfruté mucho la narración de Ale pero también los comentarios ya que, al verme que era la única “loca” que anda haciendo ese tipo de cosas en la calle, me di mil gustos dándoles a conocer formas de ayudar a los demás sin previo aviso.


Lo disfruto mucho y es que, me sale como una necesidad; por ejemplo, recuerdo una vez que, siendo una joven estudiante al salir del colegio pasé frente al hospital y había un anciano alcohólico indigente tirado en la acera con una herida en la cabeza que sangraba. Crucé la calle para pedir ayuda pero en el hospital solo atinaron a decirme que hiciera el anciano llegar hasta donde ellos.


Como sabía que, por su estado, el hombre no iba a poder hacerlo, regresé y le hablé –en medio de su inconsciencia- sobre que lo llevaría al hospital. El caso es que me lo eché al hombro y, pasito a pasito, terminé dejándolo bajo el cuidado de un enfermero pero además con una platita para que la usara como conviniera.


Como les digo, soy uno de esos seres extraños que ayudan a desconocidos en la calle. Gente rara, de la que “arma lío”, como diría Papa Francisco.


Ahora, he notado, se ha puesto de moda lo de armar lío y he verificado el que muchos han comprendido el sentido con que lo ha dicho el Papa pero otros muchos no y, por lo mismo, están dando mucho quehacer a laicos, obispos y sacerdotes.


Arman lío, no desde la humildad y contando con la gracia, sino desde la soberbia y contando únicamente con sus recursos. Es una verdadera lata ya que más que soluciones dan problemas.


Yo, lo que digo es que nadie sabrá armar lío si primero no le ha permitido al Señor amarlo en su vida.


Qué tipo de lío arma el Señor? El tipo de lío que destruye el egoísmo y construye humildad. El tipo lío que te hace comprender que con lo único que puedes contar es con Su gracia.


Desde la humildad y la gracia, el lío que armaremos en la calle brotará espontáneamente como un amor inevitable e impostergable, alegre, fácil. Sanador. Gratuito.


Yo sé que de la conversación que suscitó el comentario de Ale algunos reconocieron que amar es mucho más sencillo de lo que pensamos; tan sencillo como detenerse ante una persona que limpia el caño o el piso de un centro comercial para decirle, como la cosa más natural del mundo y con una sonrisa: - “Caray! Con que es usted el que tiene todo esto tan bonito? Muchas gracias!”



“El amor de Cristo no nace de la perfección que hay en nosotros sino de la que Él tiene”

San Juan de Ávila




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