“Si queremos ser felices tenemos que renovarnos espiritualmente”, señaló el Purpurado, al reiterar que “el país necesita urgentemente el diálogo y la concertación, a fin de resolver nuestros conflictos de manera pacífica, descartando la violencia”.
“Más allá de las medidas políticas, económicas y sociales que se deben necesariamente implementar en Venezuela para solucionar los graves problemas que tenemos, es necesario que los venezolanos, y en especial los católicos, nos acerquemos más a Dios, y dejemos a un lado los vicios y pecados que nos han llevado a esta situación”, indicó.
El Arzobispo recordó que para muchos analistas este año 2015 será “particularmente difícil para los venezolanos, debido a graves dificultades de orden político, económico y social”. Sin embargo, advirtió que “generalmente, las causas de esas dificultades son las conductas erradas de las personas: el olvido de Dios y la indiferencia religiosa, el odio y el egoísmo, el afán de lucro y la idolatría del dinero, el ansia de poder y la soberbia política, el desenfreno de las pasiones, el ocio y la pereza…”
Por ello, exhortó a los venezolanos a fortalecer la práctica religiosa escuchando “la voz del Señor que nos llama a la conversión, a vivir de acuerdo a su Palabra, a participar en la Santa Misa dominical, a orar incesantemente, a guardar y cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios”.
“El camino del pecado, del desorden, del relajo afectivo-sexual, no es el camino de la felicidad. Si queremos ser felices hemos de agarrarnos de la mano de Dios y caminar con El, escuchando y cumpliendo su palabra”, aseguró.
Asimismo, invitó a los sacerdotes, religiosos, consagrados y laicos comprometidos “a intensificar la acción evangelizadora y pastoral” para ofrecer a las personas “la posibilidad de encontrarse con el Señor”.
“Venezuela, y especialmente Caracas, necesita una intensa renovación espiritual ¡Vamos a promoverla! Seamos cada vez más fieles a nuestra excelsa condición de hijos de Dios discípulos y hermanos de Jesucristo, y miembros de nuestra Santa Iglesia Católica”, culminó el Purpurado, quien pidió a la Virgen de Coromoto por las familias venezolanas y para que los conflictos internos se puedan resolver de manera pacífica.
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