Los cien firmantes del anuncio, autoproclamados “católicos comprometidos inspirados por el Vaticano II” acusaron al Arzobispo estadounidense de “ir en una dirección que es completamente opuesta a donde el Papa Francisco está yendo, y crear una atmósfera de completa intolerancia”.
La principal exigencia que hizo este grupo de “católicos” el pasado 16 de abril fue que el Papa Francisco remueva de su puesto al Arzobispo de San Francisco y coloque a un Prelado “fiel a nuestros valores”.
En febrero de este año, Mons. Cordileone anunció una serie de modificaciones a los manuales de profesores y de personal para las cuatro escuelas secundarias de la arquidiócesis, y propuso nuevas cláusulas morales para los contratos de los docentes.
Las nuevas medidas de la Arquidiócesis de San Francisco buscan evitar que los docentes afecten la moral sexual de los estudiantes con su comportamiento personal o se sumen al activismo público en posiciones contrarias a la doctrina católica, en temas fundamentales como el aborto y la defensa de la vida; o el mal llamado “matrimonio” gay.
Esto ha motivado la ira de un grupo de poder cercano al lobby gay que puede pagar un anuncio a página entera en el San Francisco Chronicle el cual, de acuerdo a los periodistas estadounidenses Phillip Matier y Andrew Ross, puede costar varias decenas de miles de dólares.
Precisamente el sitio web FirstThings reveló quiénes son algunos de los supuestos “católicos comprometidos” que financian la campaña de demolición contra el Arzobispo de San Francisco.
Charles Geschke, uno de los firmantes, -apuntó FirstThings- “es el copresidente de Adobe Systems, que tuvo en 2014 4,147 millones de dólares en ingresos”.
“Él ha dado más de 200 mil dólares a la Campaña del Partido Demócrata para el Congreso y 40 mil dólares para el Comité Nacional del Partido Demócrata”.
La agencia Reuters informó que la compensación básica anual de Geschke es de más de 4,1 millones de dólares.
Otro de los firmantes, Louis J. Giraudo, es socio de la firma de abogados Coblentz Patch Duffy & Bass LLP, “donde ‘está enfocado en fusiones y adquisiciones de compañías con ingresos de 50 millones de dólares hasta 2,5 mil millones de dólares’”, según indicó FirstThings.
David Grubb, que también apoya la carta contra el Arzobispo de San Francisco, es el expresidente de la firma de construcción Swinerton Inc. “Luego de que una grúa torre de 240 toneladas operada por un subcontratista contratado por su firma cayó y mató a cinco personas en 1989, él le dijo a un subcomité del Congreso que ‘no nos ocupamos de los registros de seguridad cuando se trata de contratar subcontratistas’”.
“La compañía contratada por su firma había sido citada por 59 infracciones entre 1985 y 1988, con multas propuestas que sumaban 110 mil dólares”, explicó la web.
Por su parte, Larry Nibbi, otro de los firmantes, es el jefe ejecutivo de Nibbi Brothers Construction, que tuvo 199 millones de dólares de ingresos en 2014, según Engineering News-Record.
Su compañía fue citada por tres serias violaciones a la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional en 2011, luego de una “falla catastrófica” que afectó a tres trabajadores de un proyecto de construcción de unos 40 millones de dólares.
Otro de los firmantes contra el Arzobispo de San Francisco, Clint Reilly, tiene una fortuna estimada en 100 millones de dólares y ha trabajado para políticos favorables al aborto como Nancy Pelosi.
FirstThings también cita al relacionista público Sam Singer, quien “no firmó, pero ha hecho mucho para promover la carta”.
De hecho, Singer publicó o dio retuit en más de 40 ocasiones a tuits que difundían el anuncio contra Mons. Salvatore Cordileone.
FirstThings recordó que, en un perfil difundido en el SF Weefly en 2014, un periodista escribió: “cuando tu lugar de trabajo esté envuelto en llamas; cuando tu amante amenace con revelar tu familia ilegítima; cuando tu restaurante sirva hamburguesas con E. coli; cuando tus empleados inadvertidamente maten a un pequeño niño; cuando una bestia salvaje causa desmanes en tu centro de trabajo, es mejor que llames a Sam Singer”.
El Arzobispado de San Francisco señaló que “el anuncio es una tergiversación, de la enseñanza católica, una tergiversación del contrato de los profesores (de la arquidiócesis), una malinterpretación del espíritu del Arzobispo”.
“La mayor tergiversación de todas”, subrayó la arquidiócesis estadounidense, “es que los firmantes presumen de hablar por ‘la comunidad católica de San Francisco’. No es así”.
Por su parte, Eva Muntean, a cargo del sitio web SFCatholics.org, señaló que “es verdaderamente asombroso que un grupo de autoproclamados ‘católicos prominentes’ ha llegado a ser tan egocéntrico que ellos creen que pueden exigir que el Santo Padre remueva un Arzobispo porque se rehúsa a sacrificar la enseñanza de los valores católicos a los niños en nuestras escuelas católicas”.
“Estamos junto al Arzobispo Cordileone y apoyamos su liderazgo”, aseguró Muntean.
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