LIBRO DE LA SEMANA (7 Oct): Ultimas conversaciones

(Cfr. www.criteriaclub.es)


papa emérito Benedicto XVI en su última aparición pública tras su renuncia en Castelgandolfo
Última imagen pública de Benedicto XVI como Papa, tras su renuncia el 28 de febrero de 2013, en Castelgandolfo

VIDA NUEVA | A través de distintas entrevistas concedidas, ante y después de su renuncia, al periodista Peter Seewald, Benedicto XVI rompe su silencio en el libro ‘Últimas conversaciones’ (Mensajero). La obra estará a la venta en pocas semanas, y la revista ‘Vida Nueva’ adelanta a sus suscriptores las reflexiones del Papa emérito sobre su marcha y sobre su sucesor, el papa Francisco.
La editorial Mensajero, perteneciente al Grupo de Comunicación Loyola, publicará el próximo mes de octubre la edición castellana para todo el mundo hispanohablante del libro-entrevista de Benedicto XVI ‘Últimas conversaciones’ con Peter Seewald. La expectación sobre el libro se disparó el 9 de septiembre, cuando vieron la luz las ediciones italiana e inglesa.
Por primera vez, un Papa hace balance de su pontificado. Ratzinger lo hace a través de unas conversaciones en las que afronta temas clave de su papado, como el caso Vatileaks, pero también su relación con Juan Pablo II o con Hans Küng. De forma sosegada y espontánea, el Papa alemán mira hacia atrás para recordar su infancia, su vocación y sus momentos más difíciles.

Últimas conversaciones, libro de Benedicto XVI y Peter Seewald, Mensajero edición española

¿El caso ‘Vatileaks’ como detonante de la renuncia?

“No, no, eso no es cierto, en absoluto. Al contrario, estos asuntos estaban completamente esclarecidos. En aquel entonces dije –creo que fue a Ud. mismo– que no se debe dimitir cuando las cosas van mal, sino cuando la tempestad se ha calmado. Pude renunciar porque el sosiego había vulto a esta situación. No cedí a ninguna presión ni tampoco hui por incapacidad de manejar ya estas cosas”.

¿Chantaje? ¿Conspiración?

“Todo eso es enteramente absurdo. No, en realidad es un asunto prosaico –debo decir– que una persona, por cualesquiera razones, imaginara que debía ocasionar un escándalo para así purificar la Iglesia. Pero nadie intentó chantajearme. Yo tampoco me habría prestado a ello. Si alguien hubiera intentado algo así, yo no habría entrado al trapo, porque no puede ser que uno quede sometido a semejante presión”.

Bergoglio como sucesor

[Cuando le vi en el balcón de San Pedro vestido de blanco] “Bueno, eso es cosa suya, también nosotros íbamos de blanco. Lo que él no quiso llevar fue la muceta. Eso no me afectó en absoluto. Lo que me conmovió hondamente fue que, ya antes de salir al balcón, intentó hablar conmigo por teléfono, pero no me localizó, porque estábamos frente al televisor; cómo oró luego por mí, el momento de meditación, la cordialidad con la que saludó a las personas, de suerte que, por así decirlo, la chispa prendió de inmediato. Nadie esperaba que fuera él. Yo lo conocía, por puesto, pero no había pensado en él. Desde este punto de vista, fue para mí una gran sorpresa. Pero luego enseguida me ganó: por una parte, su manera de orar; por otra, cómo habló a la gente al corazón”.
Publicado en el número 3.003 de Vida Nueva. Ver sumario

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