Todos los días, después del desayuno, examino la programación del día para grabar las películas y documentales que me interesen. Desayuno, almuerzo y ceno viendo esas dos cosas, alguna vez el comienzo de las noticias, sólo el comienzo.
Aunque la iba a grabar para verla por tercera vez, he querido ver el primer minuto de La gran belleza. En mi opinión, uno de los mejores comienzos que haya visto nunca en una película.
Aunque por debajo de los insuperables Un hombre para la eternidad y La misión. En estos dos casos, cualquier profesor de cine podría analizar, momento a momento, enfoque a enfoque, por qué estamos hablando no de lo “muy bueno”, sino de lo insuperable.
Post Data: Siempre que hablo de películas (decisión que tomé hace años) me fijo sólo en la calidad, no en sus problemas morales. La gran belleza tiene todos los problemas morales imaginables. Lo cual no es óbice para que sea una de las mejores obras de arte de los últimos diez años.
Hay webs muy buenas que califican a las películas según su moralidad. En este blog, sólo me fijo en la calidad. Fue el criterio que hace años tomé para las películas y novelas. Doy esta explicación, porque siempre hay alguna que otra señora viuda de sesenta años que me riñe por haber elogiado tal o cual título. Enfadada deja el blog, pero otra señora viuda le sustituye.
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