Redacción Arquimedios/ACI
Un nuevo atentado contra la Iglesia en Nicaragua ocurrió el domingo 22 de julio, cuando paramilitares, apostados en un retén instalado por la policía de la localidad de Nindirí, dispararon contra el vehículo en que viajaba el Obispo de Estelí, Monseñor Abelardo Mata, cuando regresaba de celebrar una Misa.
“Al llegar a ese retén las turbas orteguistas persiguieron a Mata, lo bajaron y empezaron a insultarlo, quebraron los vidrios de las ventanas del vehículo” y tiraron púas para reventar las llantas. “Todo pasó en presencia de policías encapuchados, según videos compartidos en redes sociales”, indicó el diario La Prensa.
El Obispo, junto con el chofer que le acompañaba, se resguardó en una casa que fue rodeada por simpatizantes del presidente Daniel Ortega, y que lanzaron arengas contra el Prelado por más de una y media horas.
Mons. Mata salió de la vivienda gracias a la intervención de la Arquidiócesis de Managua, que intermedió para que el Gobierno enviara al comisionado general Ramón Avellán para que garantizara la integridad física del obispo, que regresó a la Diócesis de Estelí por la noche.
El Obispo de Estelí, Abelardo Mata, uno de los mediadores y testigos en el diálogo nacional entre el Gobierno y la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, recibió de los obispos de Nicaragua muestras de solidaridad .
“Pido de todo corazón que sigamos orando intensamente por los obispos y sacerdotes para que puedan cumplir la misión encomendada bajo la protección de Nuestra Señora del Carmen”, fue el mensaje del Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Managua, quien agradeció a todos los que se preocuparon por el Obispo de Estelí.
Paramilitares ingresan a casa cural
Horas antes, a través de las redes sociales, el Cardenal Brenes había denunciado que “policías y paramilitares ingresaron a la casa cural de Catarina” para llevarse “algunas pertenencias de la parroquia y del Pbro. Jairo Velásquez, quien se encuentra asustado por la actitud de estas personas”.
El Arzobispo reiteró su llamado al Gobierno y jefes de policías para que detengan “los ataques en contra de la población”, y para que se respeten “los templos y casas parroquiales y artículos personales de los sacerdotes que se usan en labor humanitaria”.
Profanan recintos
religiosos
El ataque al obispo de Estelí y la casa cural de Catarina fueron el culmen de una jornada que comenzó con la profanación de la capilla de Nuestra Señora del Carmen, perteneciente a la parroquia Sangre de Cristo, en la ciudad de Jinotega.
Sin precisar, quienes ni cuántos, corresponsales en Nicaragua y la Diócesis de Jinotega, denunciaron el ultraje al Santísimo Sacramento del Altar, daños a los vasos sagrados, el robo de una custodia, un equipo de sonido y una alcancía.
Con este acto, al menos siete iglesias católicas han sido profanadas en Nicaragua en estos tres meses de crisis política y social en el país.
En un mensaje difundido en sus redes sociales, la Diócesis de Jinotega pidió que “Dios se apiade de esos corazones que no saben lo que hacen”.
“No nos dejen morir”
El sacerdote nicaragüense Augusto Gutiérrez, llamó a la intervención de la comunidad internacional para evitar las masacres que han tenido lugar y que, de abril a la fecha, han dejado más de 300 fallecidos, entre lágrimas, pidió: “No nos dejen morir”.
El sacerdote, párroco en el barrio de Monimbó, al sur de Masaya, Nicaragua, concedió una entrevista a la cadena COPE, realizada en un sitio que no fue identificado por su seguridad.
“Nos han amenazado de muerte porque nos dicen que somos cabecillas de esta situación, pero hemos dado la cara porque es injusto lo que el gobierno [de Daniel Ortega] está haciendo. Esto es un genocidio, porque no tiene otro nombre”, aseveró el Padre Augusto Gutiérrez que, entre lágrimas, hizo su llamado: “No nos dejen morir. Por favor, intervengan, hagan algo”.
El martes 17 de julio, el barrio indígena de Monimbó en Nicaragua, fue atacado por paramilitares afines al presidente Daniel Ortega durante cuatro horas “con armamento militar pesado; están profanando las iglesias y destruyendo la vida”, relató el sacerdote.
El barrio de Monimbó es de gente sencilla pero “desde hace tres meses el gobierno se ha ensañado contra la población de todo Nicaragua, también de Monimbó, que se ha mantenido con gran valentía. Pero ahora nos están matando”, denunció el presbítero con el temor humano pero con la fuerza que da el Evangelio.
“Esto no es guerra, porque la gente se defiende con lo que puede, con barricadas, con piedras, mortero de artesanías. Ellos [el gobierno] están empecinados en celebrar el 19 de julio (fecha de la asunción de Daniel Ortega al poder) sobre la sangre del pueblo. Y no pueden seguir gobernando sobre los muertos y mandando matar”, puntualizó el Padre Gutiérrez.
De intercesora a perseguida
“Estamos empezando a ser ya una Iglesia perseguida”, fueron las palabras de Monseñor Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua, luego de que paramilitares y simpatizantes del Gobierno lo atacaran junto al Cardenal Leopoldo Brenes y el Nuncio Apostólico, Mons. Waldemar Sommertag el pasado 9 de julio.
Ese día, los obispos fueron atacados por grupos afines al Gobierno de Daniel Ortega en la Basílica de Menor de San Sebastián de la ciudad de Diriamba, un hecho que fue condenado por la comunidad internacional y por los episcopados de varios países (Semanario 1120).
El Obispo, que suele denunciar los atropellos del régimen desde su cuenta de Twitter, aseguró que Ortega “es un hombre sediento de dinero y hambriento de poder, que no conoce otro lenguaje sino el de la conspiración, el cinismo y desgraciadamente la violencia”.
Indicó que con su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, han construido “una estructura que se arraigó sobre el poder económico”, y por tanto la protesta de abril contra la reforma del seguro social solo fue el detonante de una crisis que ya se venía venir.
En ese sentido, relató que cuando el año pasado viajaron al Vaticano, el Papa Francisco les llamó a denunciar las injusticias y la corrupción. “Él nos dijo: tengan en cuenta que en estos procesos luego entra la persecución y el martirio”, recordó.
Mons. Báez dijo que “en aquel momento eso parecía una cosa lejana, irrealizable y sin embargo ahora lo estamos viviendo. Estamos empezando a ser ya una iglesia perseguida”. “El Papa sabía perfectamente que en Nicaragua se estaba gestando una dictadura y que estaba echando raíces un poder con características no solo dictatoriales, sino de un poder dinástico”, añadió.
En su cuenta de Twitter ha resaltado que “la Iglesia no sufre por ser calumniada, agredida y perseguida. Sufre por quienes han sido asesinados, por las familias que lloran, por los detenidos injustamente y por quienes huyen de la represión. Rezamos y estaremos a su lado siempre en nombre de Jesús”.
Asimismo, indicó que el régimen también se ha alimentado con el dinero que ha llegado desde Venezuela. Sin embargo, a pesar de este panorama, el Prelado aseguró que la Iglesia seguirá insistiendo en el diálogo como la vía para salir de esta crisis.
Por separado, esta postura reiterada por el Cardenal Brenes, Arzobispo de Managua, en declaraciones a TV 2000, televisora de la Conferencia Episcopal Italiana.
“El Papa en sus últimas intervenciones, en el Ángelus, nos ha animado a proseguir con este trabajo y porque nosotros estamos conscientes de que el diálogo es la única forma para llevar adelante la pacificación del país”.
El Arzobispo reconoció que “humanamente tenemos miedo, pero el acompañamiento de nuestros sacerdotes a través de la oración es una fuerza constante para nosotros”.
Obispos son golpistas: Ortega
Los obispos de Nicaragua convocaron para el viernes 20 de julio a un día de ayuno y oración en el que se rezó una oración de exorcismo a San Miguel Arcángel en desagravio por las profanaciones de los últimos meses a varias iglesias y la violencia contra el clero y hubo respuesta…
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, acusó a los obispos del país centroamericano de ser “golpistas” y dijo que son aliados de las “fuerzas internas y externas” contrarias al régimen.
Refirió que los obispos le propusieron, a comienzos de junio, adelantar las elecciones y que él no se presentara a la reelección, como medio para superar la grave crisis que vive el país desde abril.
Hecho que le llevó a deducir que los prelados “están comprometidos con los golpistas y eran parte del plan con los golpistas”.
Tras aseverar que tiene aprecio por los obispos y que es católico, lamentó que hayan convocado a un día de ayuno y oración para solicitar la intercesión de San Miguel Arcángel, en desagravio por las profanaciones de estos últimos meses contra Dios, con la violencia que también ha tenido como blanco varias iglesias y varios prelados.
Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente. La violencia desatada por fuerzas afines al régimen ha dejado más de 300 muertos.
Las protestas se iniciaron el 18 de abril pasado, por una fallida reforma a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del presidente que ya lleva once años en el poder, con diversas acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
La Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó una resolución que pide a Ortega apoyar “un calendario electoral” acordado en el diálogo nacional, en una fórmula que busca elecciones anticipadas como vía para salir de la crisis.
Los obispos de Nicaragua se ofrecieron como garantes del diálogo nacional que se inició en el mes de mayo y que debió suspenderse debido a los ataques que impulsó el régimen de Ortega contra la población, especialmente en la localidad de Masaya.
La gravedad de estos hechos y la creciente violencia impulsaron al Nuncio Apostólico, Monseñor Stanislaw Sommertag, a lanzar un dramático mensaje esta semana en el que solicitó al gobierno de Ortega una tregua que permita llegar a la paz y la solución de esta grave crisis.
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