Francisco señala que la actual economía que rige el mundo “mata”, porque “la persona ya no está en el centro”, “obedece sólo al dinero” y “hacer dinero se vuelve el objetivo primario y único”. Apunta entonces que de esta manera se establecen “estructuras de pobreza, esclavitud y de descarte”.
“La importancia actual de la actividad financiera con respecto a la economía real no es casual: detrás de esto está la elección de alguien que piensa, equivocándose, que el dinero se hace con el dinero. El dinero, el verdadero, se hace con el trabajo”.
“Es el trabajo lo que confiere la dignidad al hombre, no el dinero. El desempleo que atañe a diversos países europeos es la consecuencia de un sistema económico que ya no es capaz de crear trabajo, porque ha puesto en el centro a un ídolo, que se llama dinero”.
A su juicio, los empresarios deben “saber dirigir, pero también saber escuchar, compartiendo con humildad y confianza proyectos e ideas”.
“Significa hacer que el trabajo produzca más trabajo, que la responsabilidad cree más responsabilidad, que la esperanza cree más esperanza, sobre todo para las generaciones jóvenes, que hoy más que nunca tienen necesidad”.
“Creo que es importante trabajar juntos para construir el bien común y un nuevo humanismo del trabajo, promover un trabajo respetuoso de la dignidad de la persona que no ve sólo la ganancia o las exigencias productivas sino que promueve una vida digna sabiendo que el bien de las personas y el bien de la empresa caminan juntas”.
En este sentido, anima “desarrollar la solidaridad y a crear un nuevo orden económico que no genere más descartes, enriqueciendo la actividad económica con la atención a los pobres y la disminución de las desigualdades". Tenemos necesidad, subraya, "de coraje y genial creatividad".
“La distribución y participación en la riqueza producida, la integración de la empresa en un territorio, la responsabilidad social, el bienestar empresarial, la paridad de retribución salarial entre hombres y mujeres, la conjugación entre los tiempos de trabajo y los tiempos de vida, el respeto del medio ambiente, el reconocimiento de la importancia del hombre con respecto a la máquina y el reconocimiento del justo salario, así como la capacidad de innovación son elementos importantes que mantienen viva la dimensión comunitaria de una empresa. Perseguir un desarrollo integral requiere atención a los temas que acabo de enumerar”.
El Pontífice habla de una ética “amiga de la persona”, que tenga un “fuerte incentivo” para una conversión de la que “tenemos necesidad” y que ayude en la gestión de la economía y de la finanza, así como a la creación de nuevo trabajo, el respeto del ambiente y la acogida de los migrantes.
Francisco afirma que “falta la conciencia de un origen común, de una pertenencia a una raíz común de humanidad y de un futuro que debemos construir juntos”.
“Esta conciencia de base permitiría el desarrollo de nuevas convicciones, nuevas actitudes y estilos de vida. Una ética amiga de la persona tiende a la superación de la distinción rígida entre realidades volcadas a la utilidad y las orientadas no al mecanismo exclusivo de las ganancias, dejando amplio espacio a actividades que constituyen y amplían el llamado tercer sector”, dice el Papa.
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