Según datos de la ONU, Bolivia es tercer productor mundial de coca y cocaína después de Perú y Colombia. En la región de Yungas hay casi dos tercios de la producción nacional que tiene como propósito abastecer el consumo legal de coca, como el de las infusiones.
Sin embargo, parte de la producción es desviada a la fabricación de cocaína, por lo que el plan de erradicación de los cocales del Gobierno de Evo Morales pretender ubicar las plantaciones de 24.500 hectáreas a un máximo de 22 mil hectáreas en todo el país.
Esta situación ha provocado violentos enfrentamientos entre la policía y los productores de coca. El 29 de agosto, Eliseo Choque y Carlos Vega murieron en una balacera a manos de la policía que acompañaba a las brigadas de reducción de cocales en poblado de La Asunta.
El gobierno informó que estos productores de coca formaban parte de un grupo de francotiradores, pero el sindicato de La Asunta negó esta afirmación. La semana anterior a este incidente, un policía murió y siete personas resultaron heridas por el mismo conflicto.
En una carta dirigida al Ministerio de Gobierno, los obispos señalaron que “sentimos profundamente y rechazamos que la violencia y la muerte se asuman como acontecimientos ‘normales’ cuando se presentan conflictos sociales de diversa índole”.
“La vida humana es un don de Dios y no puede ponerse en peligro o disponerse de ella sin grave responsabilidad y culpa ante Dios, que nos pedirá cuentas de la sangre de nuestros hermanos”, recalcaron en la misiva del 31 de agosto.
Recordaron además que en mayo de este año, los obispos subrayaron la importancia de informar a los pobladores de esa región el plan de erradicación y los planes de cultivos alternativos, “así como, buscar equidad entre regiones, mostrándoles el plan de erradicación de coca en el Chapare, en un diálogo transparente, responsable y constructivo”.
“En medio de las diferentes voces que se alzan defendiendo intereses contrapuestos”, la CEB hizo un llamado a “deponer la búsqueda de ventajas sectoriales, partidistas, económicas o de poder para buscar juntos el diálogo y el entendimiento fraterno, únicos caminos dignos de los seres humanos”.
Asimismo, los prelados pidieron a las autoridades y a los pobladores del lugar la “disponibilidad para dialogar y buscar juntos soluciones pacíficas y de verdadero progreso para todos”.
Además, solicitaron que el poder judicial esclarezca los hechos que provocaron la pérdida de tres vidas, ya que “sin verdad ni justicia se socavan las bases de toda convivencia humana”.
Finalmente, los obispos de Bolivia pidieron la intercesión de la Virgen Asunta al cielo para que “nos ilumine y toque las conciencias de sus hijos”.
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