“Hay un remedio para no ser chismoso: muérdanse la lengua. Se les va a hinchar, pero así se van a curar”, dijo el Santo Padre.
Para el Papa, el chismorreo es uno de los peligros “que más debilita a las comunidades eclesiales”, pues “es como un sarampión, que se mete y se mete, y no se puede vivir sin sacarle el cuero al otro”.
“¡Cuídense de los chismes! Lean lo que dice el apóstol Santiago sobre los chismosos”, dijo.
“Cuántas veces oímos: ‘oh, esa señora es muy buena, va los domingos a Misa, va todos los días a Misa, pero es una chismosa’. ¡Bendito servicio le hace a la Iglesia una persona así!”, lamentó.
El Santo Padre alentó a los fieles a que cuando tengan deseos de hablar mal del prójimo “mordéte la lengua y pedíle a Jesús que te saque ese vicio”.
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