¿Cómo ser agente de paz en casa?

Querida Lupita:

Supe que había un problema de bullying en el salón de mi hijo y me preocupé mucho. Al poco tiempo me llamaron de dirección para notificarme que mi hijo es parte del grupo que está molestando a los demás. ¡Me dolió tanto! Pero comprendo que mi hijo está imitando a su padre, que es agresivo y burlón con los demás. ¿Qué castigo le podrá servir?

Matilde M.

Hermana mía, Matilde:

Cuando un niño o joven está molestando a otros, no necesita castigo sino ayuda. En este fenómeno llamado actualmente bullying, las dos partes involucradas deben ser debidamente orientadas y acompañadas: ‘bulleador’ y ‘bulleado’ (victimario y víctima).

La paz empieza en casa

Además de hablar en la escuela y establecer estrategias para crear un ambiente libre de bullying, es indispensable hacer cambios en el hogar. La agresividad y la burla han de extirparse de raíz. Estas son las recomendaciones de los expertos:

Evita comportamientos agresivos y palabras malsonantes en presencia de tu hijo.

Foméntale valores como responsabilidad, cooperación, solidaridad y humildad.

Enséñale a controlar sus emociones e impulsos.

Ponle límites a su conducta siempre que sea necesario.

Conoce a sus amigos y la relación que tiene con ellos.

Enseña a tu hijo a pedir disculpas y a reconocer sus errores.

Las estadísticas concluyen que la primera causa de depresión y suicidio en adolescentes es el bullying. Es trascendente atender este tema en cuanto se presente y mejor aun, tomar medidas preventivas en casa y en el ámbito escolar.  Los padres de familia deben hablar con las autoridades escolares y conocer las estrategias a seguir para hacer ambientes libres de burla y agresión. Esto, desde luego, sin olvidar que la paz se aprende en casa, y es ahí en donde deben empezar los cambios en dirección de la virtud.

Enseñemos a nuestros hijos que nosotros no dependemos de nuestras emociones sino de nuestras convicciones. ¡Tenemos voluntad e inteligencia!, las emociones y sentimientos son muy cambiantes, nos acompañan pero no deben dirigir nuestras reacciones. Nuestra capacidad superior de reflexionar y nuestros valores son un comando para nuestra mente y corazón, ¡aprendamos a usarlas!

Lupita Venegas/Psicóloga

Facebook: lupitavenegas

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