El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump visitó la pequeña ciudad de McAllen, en Texas, en la frontera con México, símbolo de la crisis de los refugiados. El jefe de la Casa Blanca, durante una mesa redonda sobre seguridad reafirmó que hay que detener a los migrantes irregulares, así como a los narcotraficantes y delincuentes que vienen de fuera y amenazan al país. El jefe de la Casa Blanca ha repetido que para construir el muro, está dispuesto a “declarar el estado de emergencia nacional” y luego utilizar los fondos del Pentágono. Hablando a la nación, el Presidente dijo que la frontera sur es un camino por el que entran las drogas ilegales, lo que causaría más muertes que “toda la guerra de Vietnam”.
La mayoría de los migrantes huyen de la miseria humana
Entre las reacciones al discurso del Presidente Trump, el Cardenal Joseph William Tobin, Arzobispo de Newark, quien emitió una declaración, retomada por la Agencia Fides, en la que dijo: “He escuchado con profunda decepción las palabras inhumanas que se utilizan para describir a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes. Estos hombres, mujeres y niños no son ni números ni estadísticas criminales, sino personas reales con sus propias experiencias e historias. La mayoría de ellos huyen de la miseria humana y de la violencia brutal que amenaza sus vidas. Imágenes falsas y aterradoras tratan de provocar una especie de amnesia, para que esta gran nación pueda llegar a negar sus raíces, que se encuentran en los inmigrantes y refugiados”.
Los migrantes no son números en un debate político
El Cardenal cita al Papa Francisco, que el pasado mes de junio, en un discurso pronunciado en una conferencia sobre la inmigración internacional, dijo: “Debemos dejar de considerar a los demás como una amenaza para nuestra comodidad y evaluarlos como personas cuya experiencia y valores de vida pueden contribuir en gran medida al enriquecimiento de nuestra sociedad”.
El Cardenal Tobin continúa: “Los que llegan a nuestras fronteras en busca de asilo y escapan de la terrible pobreza no son números en un debate político, sino extranjeros y vecinos que nos piden, constantemente, que los acojamos. Como Pastor del Pueblo de Dios en el Norte de Nueva Jersey, llamo a todos nuestros líderes legislativos a unirse por el bien común. Que trabajen, a pesar de sus diferencias, por el bien de todos. Estas vidas dependen literalmente de ello.”
Por su parte, Monseñor Joseph Vásquez, Obispo de Austin, Texas, presidente de la Comisión de Migración de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, en su declaración del día de viernes 11 de enero, pidió al Presidente y a los líderes del Congreso que encontraran una solución a la situación fronteriza: “La seguridad de las fronteras y el trato humano de los que huyen de la persecución y buscan una vida mejor no son mutuamente excluyentes. Los Estados Unidos pueden garantizar ambas cosas, y deben hacerlo sin incitar al miedo ni sembrar el odio. Continuaremos apoyando la reforma migratoria para promover el bien común y abordar estos temas”.
Monseñor Joseph Vásquez insta a los legisladores a “mirar más allá de la retórica y recordar la dignidad humana que Dios nuestro Padre nos ha dado a cada uno de nosotros simplemente porque todos somos sus hijos”, y luego espera que el Presidente y los líderes del Congreso se unan para “poner fin al bloqueo con una solución que reconozca la dignidad del trabajo de los empleados en cuestión, respete la humanidad de todos, independientemente de su estatus migratorio, y proteja la santidad de la vida humana”. (Vatican News).
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