María Teresa González Maciel
Las monedas que recibió Judas de parte de los sumos sacerdotes parecen tan insignificantes y en realidad lo son. Treinta denarios romanos su valor actual oscilan en 3000 dólares.
¿Es posible poner precio a Dios que se hizo hombre y se entregó libremente a la muerte de Cruz por amor para salvar sin distinción a todo aquel que quiere aceptarlo?
El drama de Jesús es también el drama del hombre. Son las personas que a lo largo de la historia han elegido y seguirán eligiendo las treinta monedas.
Estas monedas tienen varios rostros. Algunos de ellos son:
- Las consultas a brujos, adivinos, limpias y supersticiones.
- En ocasiones tiene la forma de adicción (pornografía, droga, sexo, alcohol, búsqueda de gloria).
- Otra cara es la de los que se aferran a las treinta monedas y presumen inclusos sus pecados, asegurando que al final Dios los perdonará.
- Otro es el de quien tasa el precio, en la adquisición injusta y voraz de bienes materiales.
- Algunos con aires de modernidad alzan sus banderas a favor del aborto, la eutanasia, matrimonios homosexuales, la unión libre. Constituyéndose incluso en autoridad para aconsejar o ser causa de separar lo que Dios ha unido en matrimonio.
- Muchos más se olvidan de educar a sus hijos y permiten que vayan a la deriva.
¿Qué ganan los que sirven a Jesús?, ¿Qué ofrece el buen Dios? Algunos regalos:
- Él como Luz ilumina todas las tinieblas.
- Como Camino, nos indica la ruta segura.
- Como Verdad cumple todo lo que promete.
- Comunica Vida a través de su palabra y sus sacramentos.
- Nos hace hijos suyos y herederos del cielo.
- Lava todo pecado.
- Él seca todas las lágrimas.
- Sacia a quien tiene hambre.
- Nos deja a su Madre.
- Da la vista a los ciegos.
- Fortalece y alivia la carga.
- Nos muestra el rostro amoroso del Padre.
- Nos da vida eterna a su lado.
Queda decidir entre las treinta monedas o extender cada mañana un cheque en blanco para vivir con amor lo que él nos pida.
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