La encíclica “Rerum Omniun”, el documento solemne por el cual, el día 26 de Enero de 1923, Pío XI proclamó a San Francisco de Sales como Patrono de los periodistas.
Pastoral de la Comunicación.- Cada 24 de enero, el santoral tiene como protagonista a San Francisco de Sales, el patrono de los periodistas y de los escritores. Pero, ¿por qué es San Francisco de Sales el patrono de los periodistas? Multiformes aspectos del “Patrono de los Periodistas… de aquel que supo armonizar la nobleza de su origen con una profundidad intelectual y la santidad de vida. No fue periodista en el sentido actual; no dirigió un periódico, no se sentaba en una mesa de redactor, no hizo el servicio de correspondencia especial. En su tiempo, el verdadero periódico no había nacido todavía.
Escribía cartas, -unas treinta por día- según sus biógrafos; escribía obras de contenido teológico, ascético y moral, reunió en un solo volumen sus polémicas con los calvinistas, pronunciaba innúmeros sermones, de los cuales las anotaciones preparatorias se conservaron. Materia vasta, es verdad, pero nada que se relacione con la literatura periodística. ¿Por qué, entonces, esa elección? Debe haber un motivo.
Por lo tanto, fue periodista en el sentido más elevado del término: periodista maestro, periodista que pone su pluma al servicio de una idea para formar o transformar la opinión pública, desviada por graves errores. Contrario a las costumbres de su tiempo, San Francisco de Sales no era “el hombre del libro”, expresión esa que comporta una idea de genio, de cultura o de vanidad literaria. Él no pierde el tiempo en aplicar teorías estéticas de una época. Era el hombre de acción, que usa la pluma como un poderoso medio de apostolado. Para él, escribir era una parte importante de su apostolado.
Nació en plena Edad Media, en Saboya, Francia. De Sales fue un joven que creció en el seno de una familia noble y adinerada. Cuando se hizo mayor fue a la escuela jesuita de Clermont, en París; y posteriormente estudió en la Universidad de Padua. Falleció en Lyón, el 28 de Diciembre de 1622, agotado más por el trabajo que por los años vividos. Fue beatificado por el Papa Alejandro VII en el 1661, y el mismo Papa lo canonizó en el 1665, a los 43 años de su muerte. En 1877 recibió el título de Doctor de la Iglesia por su trayectoria literaria y personal.
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