San Timoteo nació en Listra, hijo de padre pagano y de madre judeocristiana. En el Nuevo Testamento aparece como el discípulo más cercano a San Pablo, con quien realizó varios viajes.
El Apóstol lo nombró Obispo de Éfeso y le escribió dos cartas para orientarlo en la dirección de sus comunidades: Primera y Segunda Carta a Timoteo. Algunas de sus reliquias reposan en Italia desde 1239 en la Catedral de Termoli, procedentes de Constantinopla.
San Tito aparece en las cartas de San Pablo, a quien acompañó al Concilio de Jerusalén. Después de predicar en varias ciudades, San Pablo lo consagró Obispo de la Isla de Creta.
“Es cierta esta afirmación, y quiero que en esto te mantengas firme, para que los que creen en Dios traten de sobresalir en la práctica de las buenas obras. Esto es bueno y provechoso para los hombres”, le recomendó San Pablo a Tito (Tito 3, 8).
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