¿Iglesia en salida?

Pbro. Armando González Escoto

“Iglesia en salida” ha sido uno de los grandes temas pastorales del Papa Francisco y, a estas alturas, ya todos sabemos lo que es y lo que exige, básicamente dejar la seguridad de las inercias y las estructuras envejecidas, para llevar el anuncio del Evangelio a las periferias existenciales, ahí donde se ubica la realidad y la vida contemporánea.

Ya sólo por lealtad al Papa, todas las diócesis quisieran presentarse ante la Santa Sede como “iglesias en salida”, pero al margen de los buenos deseos, en algunas regiones del universo católico lo que se aprecia son iglesias no en salida, sino en retirada. Y bueno, el término puede ser demasiado generoso, pues en el arte de la guerra hay retiradas estratégicas que suponen proyectos específicos; se trata de movimientos de concentración y recuperación para emprender de nuevo la ofensiva.  A tenor de lo que se ve, habría que hablar más bien de iglesias en retroceso o en franca desbandada.

En América Latina, lo mismo hay iglesias en salida que iglesias en retirada estratégica, que iglesias en retroceso o en desbandada, como sucede particularmente en Centroamérica o en el cono sur, a consecuencia de la imparable ofensiva sectaria o del impacto del secularismo, realidades muy concretas que exigen respuestas muy específicas y no planes generales de evangelización utópica.

Una iglesia en retroceso es aquella que va abandonando sus posiciones estratégicas por el simple argumento de la comodidad, son esas cristiandades que en un tiempo fueron pioneras en el campo de la educación y que hoy, por flojera, van cerrando escuelas, colegios y universidades. Es retroceso haber reducido el compromiso profético cristiano al reparto de cobijas y despensas, actuación muy aplaudida sobre todo por los gobiernos corruptos y abusivos. Ha sido un grave retroceso limitar la formación permanente de los presbíteros a cursos anuales sobre termas de moda y, para presionar más la reversa, hacerlos prácticamente opcionales, algo que ha ocurrido en varias diócesis de México y de América ¿Por qué entonces quejarse de las consecuencias? Es iglesia en retroceso aquella que se contenta con tener todas las estructuras “formales” de la acción pastoral sin evaluar jamás los resultados.

La desbandada es aquella acción anárquica que se produce al grito de “sálvese quien pueda”, pero que en la cristiandad no se expresa como un salir corriendo quién sabe a dónde, sino como un acomodarse a las condiciones de la realidad, renunciando a transformarlas, es cuando los pastores, ante la ausencia de rebaño, aprovechan para pasársela de vacaciones con los dividendos de la última esquilma, o cuando los fieles laicos, ante el dominio de la secularidad, acaban por adecuarse a ella para evitar problemas. En esencia es esa tibieza que Dios vomita.

Para ser Iglesia en salida, primero se necesita ser Iglesia, porque la verdadera Iglesia, la Iglesia viva, ni retrocede ni mucho menos se desbanda, por el contrario se lanza siempre hacia adelante, a la búsqueda de la tierra nueva y de los cielos nuevos que invariablemente sufren violencia y exigen por lo mismo esfuerzo.

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