En el Campo San Juan Pablo II frente a miles de jóvenes, Erika de Bucktron presentó al Papa Francisco a su familia compuesta por su marido Rogelio, su hijo mayor del mismo nombre y sus tres hijas Allyson, María e Inés.
“Nos sentimos bendecidos por Dios a través de nuestra familia y de nuestros 22 años de matrimonio. De la familia provienen las vocaciones, los profesionales, los hombres y mujeres de buena voluntad”, dijo Erika.
Esta madre comentó que tuvo cinco embarazos de los cuales uno resultó ser anembriónico, es decir solo se desarrolló la placenta y no el embrión.
Sin embargo, “Dios tenía otros planes para mi familia”, aseguró Erika, pues a sus 42 años y sin esperarlo quedó embarazada. Fue un embarazo de alto riesgo y a las 17 semanas el médico confirmó que el bebé tenía Síndrome de Down.
“Se nos habló de interrumpir el embarazo. Mi esposo y yo respondimos de inmediato y sin dudarlo, que decidíamos continuar con el embarazo y decidimos aceptar a nuestra bebé”.
“En mi segundo trimestre de embarazo tuve una caída. Quizás estas caídas eran un adelanto de lo que tendría que vivir en adelante para apoyar a nuestra hija en su desarrollo, para ser una persona independiente e incluida en nuestra sociedad”, aseguró Erika.
Ella explicó que “durante todo el embarazo nos abandonamos en las manos de Dios y pedimos se cumpliera que su voluntad. En el fondo teníamos la esperanza que nuestra hija naciera sana, pero acogimos con amor la voluntad del Señor”.
Explicó que “por diversas circunstancias” a los padres les “cuesta aceptar la llegada de un bebé con alguna enfermedad o discapacidad”. Pero cuando nació “nuestra hija decidimos amarla con todo nuestro corazón, sin hacer ninguna diferencia con nuestros otros hijos, los cuales también la acogieron con mucho amor”.
“Le damos gracias a Dios por el nacimiento de Inés, nombre que elegimos en honor a Santa Inés, esa niña que a su corta edad fue mártir por amor a Cristo y es patrona de las jóvenes, las prometidas en matrimonio y además es signo de pureza”, afirmó.
“Decidimos decir sí a la vida, pues toda vida es bendición de Dios, es Él quien llama, por eso decimos “Hágase en mí según tu palabra”, concluyó Erika.
En su mensaje, el Papa Francisco agradeció el testimonio de Erika y Rogelio. “Fueron valientes estos, merecen un aplauso”, alentó.
“Ante su llegada, frente a todos los anuncios y dificultades que aparecían, tomaron una decisión y dijeron como María ‘hágase’, decidieron amarla. Frente a la vida de vuestra hija frágil, indefensa y necesitada la respuesta de ustedes, Erika y Rogelio, fue ‘sí’ y ahí tenemos a Inés. ¡Ustedes se animaron a creer que el mundo no es solo para los fuertes! ¡Gracias!”, enfatizó el Santo Padre.
“Decir ‘sí’ al Señor, es animarse a abrazar la vida como viene con toda su fragilidad y pequeñez y hasta muchas veces con todas sus contradicciones e insignificancias con el mismo amor con el que nos hablaron Erika y Rogelio. Asumir la vida como viene”, sostuvo.
Al testimonio de Erika y Rogelio, se sumaron el de Alfredo Martínez, un joven rehabilitado de las drogas y Nirmeen Odeh, una palestina que descubrió a Cristo en una JMJ.
Luego de estas historias continuó la vigilia con el discurso del Papa Francisco y la adoración al Santísimo Sacramento para dar paso al quinto día del encuentro mundial, el domingo 27 de enero a las 8 a.m. hora local.
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