Pbro. Tomás de Híjar Ornelas
La noche del sábado 3 de febrero del 2019, en el cruce sudeste del Paseo Fray Antonio Alcalde con la calle de General Arteaga, dos cuadras al norte del Santuario de Guadalupe, ante un copioso número de invitados, entre ellos la señora Martha Vallejo, Presidente de Amigos del Paseo Fray Antonio Alcalde, A.C., se inauguró una sucursal del Café Finca Riveroll, cuyo listón cortó, al lado de su familia, su propietario, Óscar Riveroll, en un acto donde prevalecieron la cordialidad y la alegría.
Esta columna quiere destacar el empeño de su propietario de ofrecer un modelo de servicio con el que deberá irse revistiendo de forma gradual este ámbito urbano sí queremos que sea atractivo e incluyente.
Lo peculiar
Las notas modélicas del establecimiento apenas inaugurado son la distinción, la calidad y el decoro. Garantiza lo primero la fusión del mobiliario con el espacios y el decorado con un edificio construido hace más de medio siglo y que sin ser patrimonial sí engarza con una etapa de la historia de Guadalajara, la de la gestión gubernamental del también literato Agustín Yáñez, que nació en ese barrio y estuvo atento a su desarrollo por su viento septentrional.
Lo segundo, porque el Café Finca Riveroll aprovecha la raíz veracruzana materna de su propietario, Coatepec, tierra cafetalera por excelencia, para ofrecer una selección de granos y formas de prepararlo, merced a los cuáles brinda a quienes gustan de esa infusión especies selectas en mezclas orgánicas que difícilmente podrán degustar en otro lado, como no sea el Café del mismo nombre ubicado en el andador Coronilla 11, también en la zona Centro tapatía, así como de otras bebidas y bocadillos y aun de café en grano o molido.
Lo tercero, y en ello se nota la formación y talento de su propietario, antropólogo y columnista respetado, gracias al aprovechamiento de los muros del local para exhibir expresiones plásticas bien logradas.
Un reto
Dignificar así el Paseo Fray Antonio Alcalde contribuyendo a la rehabilitación de la calidad de vida del vecindario en una de las manzanas donde en su tiempo estuvieron las legendarias Cuadritas del Fraile de la Calavera, mediante un servicio accesible a cualquier bolsillo, es un ejemplo a seguir y un punto de referencia para quienes deambulen por la última etapa del confín norte de esta ruta.

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