El Santo Padre renovó su mensaje de felicitación por el nuevo año y afirmó que “como cristianos huimos de la mentalidad fatalista o mágica: sabemos que las cosas irán mejor en la medida en que, con la ayuda de Dios, trabajemos juntos por el bien común, poniendo en el centro a los más débiles y desfavorecidos”.
Señaló que “no sabemos qué nos reservará el 2021, pero aquello que cada uno de nosotros, y todos juntos, podemos hacer es esforzarnos un poco para cuidarnos unos de los otros y de la creación, nuestra casa común”.
En el mensaje, advirtió también contra “la tentación de preocuparse solo por los propios intereses, continuar haciendo la guerra, concentrarse sólo en el beneficio económico, vivir hedonísticamente, es decir, buscando únicamente satisfacer los propios placeres. Está esa tentación”.
En ese sentido, mostró su tristeza por las personas que, a pesar de las medidas anti COVID decretadas en muchos países, se saltan el confinamiento para irse de vacaciones. “¿Esa gente, no ha pensado en aquellos que se quedan en casa, en los problemas económicos de tanta gente que el confinamiento ha echado a tierra, en los enfermos?”.
En cualquier caso, el Santo Padre “dirigió un particular saludo a cuantos inician el nuevo año con mayores dificultades, a los enfermos, a los parados, a cuantos viven situaciones de opresión y explotación”.
Por último, saludó con afecto “a las familias, especialmente a las que tienen niños pequeños o que esperan un nacimiento. Un nacimiento es siempre una promesa de esperanza”, aseguró.
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