Así lo indicó el Santo Padre durante la audiencia que concedió a los participantes en un encuentro promovido por la Oficina Catequética Nacional de la Conferencia Episcopal Italiana.
“La catequesis inspirada por el Concilio está continuamente a la escucha del corazón del hombre, siempre con un oído atento, siempre buscando renovarse. Esto es magisterio: el Concilio es magisterio de la Iglesia. O estás con la Iglesia y por tanto sigues el Concilio, y si no sigues el Concilio o lo interpretas a tu manera, como quieres, no estás con la Iglesia”, dijo el Papa en su discurso.
“A este respecto tenemos que ser exigentes, severos. No, el Concilio no se negocia para tener más de estos. No, el Concilio es así. Y este problema que estamos viviendo, de selectividad del Concilio, se ha repetido a lo largo de la historia con otros concilios”, continuó el Papa Francisco.
“A mí me da tanto que pensar un grupo de obispos que después del Vaticano I se fueron, un grupo de laicos, otros grupos, para continuar la ‘verdadera doctrina’ que no era la del Vaticano I. ‘Nosotros somos los verdaderos católicos’. Hoy ordenan a mujeres”.
El Papa Francisco dijo además que “la actitud más severa para custodiar la fe sin el magisterio de la Iglesia, te lleva a la ruina. Por favor, ninguna concesión a los que intentan presentar una catequesis que no sea concorde con el Magisterio de la Iglesia”.
¿Qué es el Concilio Vaticano II?El Concilio Vaticano II es el acontecimiento eclesial mundial más importante del siglo XX. Fue además un evento ecuménico con el objetivo del buscar el “aggiornamento” o la actualización de la Iglesia en el mundo actual.
El Concilio fue inaugurado el 11 de octubre de 1962 por el Papa San Juan XXIII, conocido como ‘Papa Bueno’, y se dividió en cuatro etapas. Participaron en él alrededor de 2 mil padres conciliares de todo el mundo.
Desde la apertura del Concilio Vaticano II, San Juan XXIII destacó la naturaleza pastoral de sus objetivos: no se trataba de definir nuevas verdades ni condenar errores, sino que era necesario renovar la Iglesia para hacerla capaz de transmitir el Evangelio en los nuevos tiempos.
Se buscó también los caminos de unidad con las otras confesiones cristianas, lo bueno de los nuevos tiempos y establecer un diálogo con el mundo moderno, centrándose primero "en lo que nos une y no en lo que nos separa".
Al Concilio fueron invitados como observadores miembros de diversos credos, desde musulmanes hasta indios americanos, así como miembros de todas las iglesias cristianas: ortodoxos, anglicanos, cuáqueros, y protestantes en general, incluyendo, evangélicos, metodistas y calvinistas no presentes en Roma desde los cismas.
A la muerte de San Juan XXIII, el Papa San Pablo VI asumió la dirección del Concilio, que clausuró el 8 de diciembre de 1965.
El Concilio produjo 16 documentos, cuatro constituciones, nueve decretos y tres declaraciones conciliares, todos de gran actualidad hasta hoy.
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