La región de Tigray, cuya capital es Mekele, es la más septentrional de Etiopía y hace frontera con Eritrea y Sudán. El 95% de la población es cristiana, de la Iglesia Ortodoxa Copta etíope, y pertenece a la etnia tigrey, informó ACN.
Fuentes de la fundación “aseguran que la violencia no está motivada por la religión” sino por el conflicto político en la región, que estalló luego de que se pospusieran las elecciones parlamentarias del 29 de agosto de 2020, debido a la pandemia del COVID-19.
“El partido nacionalista Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT) organizó, independientemente y sin el permiso del gobierno nacional, elecciones regionales en la región de Tigray a comienzos de septiembre, lo cual creó una crisis política que derivó en una intervención militar”, explicó ACN.
Señaló que los combates estallaron en Tigray “después de que el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, enviara a la región tropas federales, a las que se habrían unido tropas de Eritrea, para luchar contra el Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT)”.
Una de las fuentes contactadas por la fundación pontificia confirmó de forma “anónima por miedo a represalias” que “el problema es que las tropas eritreas han estado implicadas desde el principio. El Gobierno lo ha negado, pero quienes están matando en el este y el noroeste de Tigray son las tropas eritreas”.
“Es casi imposible confirmar las cifras, pero hemos recibido información de personas asesinadas por las tropas eritreas en Irob, en Zalambassa y en Sebeya. También, he sabido de la muerte de decenas de personas, incluidos sacerdotes, asesinadas en una iglesia de Gietelo, en Gulemakada”
Lynch confirmó que nadie conoce la cifra exacta de muertos, pero se sabe que “cientos de ciudadanos están siendo asesinados”, entre los que “hay sacerdotes y líderes eclesiásticos entre ellos”.
También “han destruido y desvalijado tiendas, colegios, iglesias y conventos. Miles de personas han huido de sus casas. Muchas han cruzado la frontera con Sudán, pero otras han buscado refugio en zonas remotas, en las montañas, sin agua ni acceso a comida”, agregó.
Lynch también se refirió a la noticia sobre el posible asesinato de 750 personas en noviembre en medio de un asalto a la iglesia ortodoxa de Santa María de Sión (Maryam Tsiyon), en Axum, donde según la tradición se guarda el Arca de la Alianza.
“No hemos podido verificar los datos exactos de lo que sería una auténtica masacre. En estos momentos no se puede viajar en la región y las comunicaciones están muy restringidas, pero sí que hemos recibido confirmación de una larga serie de asesinatos y ataques contra personas inocentes en muchas partes de la región de Tigrey y también en la zona de Axum. La población está aterrorizada”, dijo.
ACN también señaló que en diciembre de 2020 podría haber ocurrido otra masacre en la iglesia de Maryam Dengelat, donde habrían fallecido más de cien personas.
Lynch explicó que la razón de no conocer las cifras exactas se debe a que la región está bajo aislamiento. “La situación en el norte de Etiopía es alarmante. La comunicación es muy precaria, durante casi tres semanas la región ha estado totalmente aislada del resto del mundo. Sin internet ni teléfono. Las noticias que nos llegan, de algunos que han podido visitar la zona, son terribles”.
Al respecto, señaló que el aislamiento que sufre la región dificulta enormemente la posibilidad de mandar ayuda, por lo que pide ayuda.
“Se trata de un problema político, pero los que están pagando con su vida son los ciudadanos y civiles. Esta es una situación terrible. Hay que paliar el sufrimiento de tantas personas y dar consuelo a nuestros hermanos cristianos que están aislados del mundo en una situación de angustia, amenazados por la violencia y el terror”, dijo.
“En estos momentos es casi imposible acceder a información, pero estamos buscando soluciones para ver cómo apoyar a la iglesia local. Mientras tanto, pedimos a todos que unan sus esfuerzos en oraciones por este país, por su iglesia y por su pueblo”, concluyó.
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