“Aunque actualmente vivimos todos el peso de la terrible pandemia del COVID-19, recordamos en Guatemala la fecha del 15 de septiembre, hoy sin muchas celebraciones, como un momento significativo de la vida social de todos los tiempos: un pasado sobre el que reflexionamos, un presente en el que estamos llamados a vivir los compromisos cristianos con el bien común, un futuro que es ya una tarea en beneficio de las futuras generaciones”, escribió el prelado en su mensaje.
Este 15 de septiembre se conmemora la Independencia de Centroamérica. En esa fecha, en 1821, los actuales países de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica se separaron del gobierno español.
En su mensaje pastoral, Mons. Palma aseguró que, “aunque celebramos un acontecimiento socio histórico, el mismo es trascendente, porque el hombre no es solo política o economía, es sobre todo hijo de Dios creado para vivir y mantener la auténtica libertad”.
En ese sentido, compartió tres reflexiones para invitar, “aún en medio de las limitaciones de la pandemia”, a que “encontremos en la Palabra de Dios y en la Doctrina Social de la Iglesia, la luz para construir siempre la libertad”.
1. La libertad como don y tarea
En primer lugar, Mons. Palma resaltó que la libertad es “don y tarea”. Dijo que la Independencia de Guatemala es un don para “la mejor realización de las personas”, pero que no “exime de la responsabilidad o tarea de seguir madurando la situación de libertad”.
“Implica el cuidado a no recaer en esclavitudes provocadas por el pecado en todas sus formas. En el caso de los gálatas, la tendencia a ritualismos judíos, etc. En las generaciones guatemaltecas de siempre, eso puede muy bien referirse a los efectos del ‘libertinaje moral’ de todo tipo: egoísmo, vanidad, violencia, falta de respeto a la persona en sus derechos fundamentales, falsificación del mensaje del Evangelio para acomodarlo a una conciencia enemiga de la verdad”, explicó.
El obispo resaltó la verdadera independencia humana es aquella en la que resalta “la fraternidad y el trato justo y cercano de unos para con otros”.
2. Las cadenas que impiden vivir integralmente toda libertad
En segundo lugar, reflexionó sobre las “cadenas o nueva formas de esclavitud” que “impiden la realización plena de la persona, eso que llamamos libertad, y que no puede interpretarse solo desde la perspectiva política, económica, etc.”.
Explicó que estas “ataduras” lamentablemente “surgen de propio corazón humano”.
Poniendo de ejemplo el departamento de Escuintla, y Guatemala en general, dijo que esas cadenas son “el desconocimiento verdadero del Dios concretizado en la desfiguración de la fe en prácticas externas, sin conversión interior profunda”.
“Es el tristemente perenne divorcio entre fe y vida, aun cuando la religiosidad aparece abundante, pero no es capaz de liberar y llevar al encuentro con Jesucristo vivo”.
El Obispo Palma aseguró que otra cadena es “la idolatría del dinero y el materialismo como fundamento de acciones que causas la perversión de la justicia en todas sus formas y en todos los sectores sociales, llegando a destruir los valores familiares y humano en general”.
Asimismo, puso de ejemplo “la agresión a la vida humana”, “la prostitución, promoción del vicio, el narcotráfico, impunidad judicial y la violencia intrafamiliar”.
Una cadena adicional, indicó, es “la agresión al medio ambiente desatendiendo a que se es parte del mismo escenario de la creación y que las consecuencias de dañarla siempre redundan en agresión a la vida humana social, familiar, personal”.
La tercera reflexión de Mons. Palma se centró
3. Ser discípulos y misioneros con la libertad de los hijos de Dios
Mons. Palma recordó que “los cristianos católicos recordamos que nuestra misión es contribuir al bien común en todas sus formas y expresiones, media vez tenga en cuenta la libertad de conciencia de la persona, el cuidado de la vida desde su concepción hasta su fin natural, y la atención a quienes tienen menos recursos pero que son presencia del Señor necesitado”.
Aseguró también, que “solo con la conversión hacia Jesús, en acompañamiento a las rectas conciencias, en la promoción del diálogo, se podrá vivir ese ‘señorío del Señor’ en nuestras vidas, el cual no es opresión, sino todo lo contrario, de libertad en el Espíritu motivo de alegría por la reconciliación con el Padre y el logro de la verdadera libertad de los hijos de Dios”.
Finalmente, Mons. Palma dijo: “Nuestra Señora la Virgen de Dolores, será celebrada este 15 de Septiembre, recordando que Ella siempre está cercana a Cristo en la cruz y a todos los que sufren la pandemia del COVID-19 y las demás pandemias provocadas por las esclavitudes espirituales”.
“Que Ella interceda para que se siga construyendo la libertad integral y auténtica que el pecado arruina, pero sobre la cual dice el mismo Cristo liberador del hombre curando a aquel paralítico de cuerpo y alma: ‘Ten ánimo, tus pecados te son perdonados’”, concluyó.
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