“Veo aquí, además, muchos ‘nuevos europeos’, migrantes llegados después de viajes dolorosos y arriesgados. La Comunidad los acoge con diligencia, y demuestra que el extranjero es un hermano nuestro, para conocer y ayudar. Y esto nos rejuvenece”, expresó el Pontífice durante la visita al barrio romano de Trastevere.
En su discurso, el Pontífice denunció las consecuencias que la cultura del descarte ha traído sobre Europa, tales como la baja de las tasas de natalidad, la eliminación de los ancianos con una “eutanasia escondida” y el desempleo de los jóvenes.
“Sucede hoy en día, esta Europa cansada”, señaló el Papa. “En esta Europa que se ha cansado; no ha envejecido, no, está cansada. No sabe qué hacer. Un amigo mío me hizo una pregunta, tiempo atrás: ¿por qué yo no hablo de Europa? Yo le hice una trampa, le dije: ‘¿Usted oyó cuando hablé de Asia?’, ¡y se dio cuenta que era una trampa! Hoy hablo de Europa. Europa está cansada. Tenemos que ayudarla a rejuvenecer, a encontrar sus raíces. Es verdad: ha renegado sus raíces. Es cierto. Pero tenemos que ayudarla a reencontrarlas”, exhortó Francisco.
El Papa, que denunció que a “cierta cultura” no le gusta la palabra cristiana “solidaridad”, agradeció a la Comunidad San Egidio por acoger “el Evangelio del amor, para ir al encuentro de nuestros hermanos y hermanas en las periferias de la ciudad y del mundo”.
La Comunidad de San Egidio es un movimiento de la Iglesia fundado en 1968. Actualmente, forman parte de esta comunidad 60.000 personas en Italia y en otros 73 países del mundo.
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