En declaraciones a Radio Vaticana, Mons. Mamberti indicó que esta nota es parte de los esfuerzos de la Santa Sede por llamar a las partes y a la comunidad internacional a lograr la paz en esta región, que en los últimos años tiene la violencia interna en Siria, Irak, y ahora un nuevo episodio del conflicto palestino-israelí.
“Nuestro vivo deseo es que la comunidad internacional se interese por esta cuestión, ya que están en juego los principios fundamentales de la dignidad humana, el respeto de los derechos de toda persona, para una convivencia pacífica y armoniosa de las personas y de los pueblos. Irak y los demás países de Oriente Medio están llamados a ser un modelo de convivencia entre comunidades diversas, de lo contrario, sería una gran pérdida y un pésimo presagio para el mundo entero”, expresó.
Mons. Mamberti dijo que la Santa Sede sigue con preocupación “la situación de las comunidades cristianas en Oriente Medio”, donde están sufriendo injustamente e incluso se han visto obligados a emigrar. “Sólo en Mosul casi treinta iglesias y monasterios fueron ocupados y dañados por los extremistas que han quitado las cruces. Por primera vez en tantos años no se pudo celebrar la Santa Misa el domingo”.
“Es necesario recordar que en Irak, como en los demás países de Oriente Medio, los cristianos están presentes desde el inicio de la historia de la Iglesia y han tenido un papel significativo en el desarrollo de la sociedad y quieren sencillamente seguir estando presentes como artífices de paz y de reconciliación”, afirmó.
En ese sentido, dijo que otro nivel de acción, además de los llamados del Papa Francisco y los canales diplomáticos, la ayuda económica a las familias afectadas “a través del Consejo Pontificio Cor Unum, para salir al encuentro de las necesidades humanitarias”.
Lo que sucede en Oriente Medio y la Franja de Gaza es “una situación trágica y muy triste a la que, lamentablemente, se corre el riesgo de habituarse y de considerarla casi como inevitable, lo que no sería justo”.
“El Santo Padre dirigió numerosos llamamientos para seguir rezando, invocando el don de la paz y acogiendo la llamada que viene de Dios de romper la espiral del odio y de la violencia que aleja de la paz”.
“Aquí –indicó Mons. Mamberti-, quisiera corroborar la invitación del Papa a cuantos tienen responsabilidades políticas, a nivel local e internacional, a no ahorrar ningún esfuerzo para que cesen todas las hostilidades y se logre la paz deseada para el bien de todos. Como precisamente dice el Papa Francisco, se necesita más coraje para hacer la paz que para hacer la guerra; además habría que poner en el centro de toda decisión, no los intereses particulares, sino el bien común y el respeto de toda persona”.
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