“La llegada de los Reyes Magos que vienen de lejos a saludarlo, reconocerlo y adorarlo, es el signo de la universalidad de la presencia y el mensaje de Jesucristo. Él es el Hijo de Dios que no pertenece sólo a un pueblo, es el enviado de Dios para todos los pueblos. Epifanía es la manifestación de Jesucristo al mundo”, explicó el Arzobispo.
En ese sentido, advirtió que “cuando la vida cristiana pierde el entusiasmo por la misión, por anunciar a Jesucristo, termina haciendo de él un objeto privado y no la presencia para todos. Epifanía es el comienzo de ‘una Iglesia en salida’, nos diría Francisco”.
Asimismo, invitó a “mirar a la niñez en el contexto del nacimiento del Niño de Belén y en el marco de amor de la Sagrada Familia”, cuya riqueza de virtudes enriquece pues introduce y compromete “con los valores y el mensaje de paz y fraternidad que nos comunica Navidad”.
“Pienso que es importante no perder de vista el contenido y el mensaje que dan sentido a una Fiesta, y no perdernos en lo exterior que pasa y deja poco. La fe necesita celebrarse y hacerse cultura para orientar la vida, las relaciones y la conducta de las personas. Fe y cultura se necesitan y enriquecen”, afirmó.
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