Durante el encuentro con dirigentes, funcionarios y agentes del Inspectorado de Seguridad Pública, el Santo Padre señaló que “acabamos de comenzar un nuevo año y son muchas nuestras expectativas y nuestras esperanzas. En el horizonte vemos sombras y peligros que preocupan a la humanidad”.
“Como cristianos, estamos llamados a no darnos por vencidos y no desanimarnos. Nuestra esperanza descansa sobre una roca inamovible: el amor de Dios, revelado y entregado en Cristo Jesús, nuestro Señor'', afirmó.
En ese sentido, recordó las palabras de consuelo del apóstol Pablo: ''¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tal vez la tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? ... Pero en todas estas cosas somos más que vencedores gracias a Aquel que nos amó”.
“A la luz de esta firme esperanza su trabajo adquiere un significado diferente, que implica valores humanos y cristianos. Tienen la tarea de vigilar y supervisar lugares que tienen gran importancia para la fe y la vida de millones de peregrinos. Muchas personas que vienen a visitar el corazón de la Roma cristiana a menudo recurren a ustedes”, indicó.
Finalmente, Francisco expresó su deseo de “que todo el mundo pueda sentirse ayudado y protegido por su presencia y su amabilidad... Todos estamos llamados a ser custodios de nuestro prójimo. El Señor nos pedirá cuentas de las responsabilidades que se nos confían, del bien o del mal que hemos hecho al otro”.
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