Para animar la convocatoria, la arquidiócesis difundió un artículo de la profesora Celia Godoy, responsable del Archivo Arquidiocesano, donde se relatan los orígenes y la extensión de la devoción a Nuestra Señora del Rosario.
En la nota, se afirma que “Paraná no tiene fecha de fundación y sus orígenes se vinculan a la acción espontánea de sus pobladores que a lo largo de los años han logrado convertirla en la ciudad pujante y rica en historia y tradición”. La advocación a Nuestra Señora del Rosario está presente en la zona desde 1730.
En estas tierras, que pertenecieron a los herederos de Hernandarias y después a los jesuitas, se levantó una capilla u oratorio bajo la advocación de San Miguel, coincidiendo con el nombre dado a la vasta estancia. Por las ventajas naturales, la zona de Paraná se convirtió en un muelle intermedio para los viajeros que iban a Corrientes o al Paraguay. Luego se formó la población que constituyó la ciudad de Paraná.
En 1671, el Cabildo de Santa Fe le concede al Maestre de Campo Francisco Arias de Saavedra una encomienda de indios tocagües y le señala como lugar de asiento el sitio conocido como “la Bajada”. Con el tiempo, el misionero Miguel de Barcelona fue el encargado de atender la zona de la Bajada y la capilla que los pobladores habían levantado a la Inmaculada Concepción a fines del siglo XVII, en el lugar que hoy ocupa la catedral.
El gobernador del Río de la Plata, Bruno Mauricio de Zavala, pide que se subdividan algunas parroquias extensas y el Cabildo Eclesiástico resuelve crear por decreto del 23 de octubre de 1730 las parroquias rurales y dos curatos de naturales anexos, todos de Buenos Aires. En Santa Fe crea el de los Arroyos y el de la otra banda del río Paraná.
En 1731, el primer párroco del río Paraná, presbítero Francisco Arias Montiel, toma posesión de la jurisdicción e inicia sus tareas. Con el auge de la población, el 25 de junio de 1813 la Asamblea General Constituyente otorga el reconocimiento de villa bajo la advocación de la Virgen del Rosario a la población de la actual Paraná.
En 1823, el presbítero Francisco Dionisio Álvarez notó que la Virgen del Rosario había sido sustituida en culto por san Miguel y santa Rosa de Lima. Con una consulta directa al pueblo, el 1° de enero de 1825 resulta elegida patrona la Virgen del Rosario, y como patrono San Miguel.
La catedral actual es el cuarto edificio. La primera capilla fue de adobe, la segunda tenía paredes de tapia y techo de tejas; la tercera, que sería la primera catedral, se edifica con cal, yeso y arena. En 1886, monseñor Gelabert y Crespo bendice la cuarta y última iglesia catedral.
El 8 de diciembre de 1973, el arzobispo Adolfo Tortolo celebró la coronación de la Virgen del Rosario, y en 1980 ofició la dedicación del templo ante el 250° aniversario de la creación de la parroquia. En esta iglesia se guarda la Campana de la Paz, hecha con motivo de la visita de san Juan Pablo II el 9 de abril de 1987.
El 25 de diciembre de 2000, el arzobispo Estanislao Karlic, junto al pueblo, ratificó la consagración de la ciudad a Nuestra Señora del Rosario y reconoció la maternidad de la Virgen del Rosario sobre toda la arquidiócesis.+
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