Los niños violentos son consecuencia del abandono de la Sociedad
Fabiola Montoya Martín del Campo,
Psicóloga
A todos nos amenaza y preocupa la violencia social. No es extraño levantarnos cada mañana conociendo por los noticieros sobre los hallazgos de muertes brutales e irracionales del día anterior; ya no es insólito escuchar sobre narcobloqueos; tampoco es extraño conocer de personas cercanas secuestradas, desaparecidas, mutiladas o simplemente asesinadas por bandas de delincuencia altamente organizadas.
Las respuestas -en mi opinión comodinas – que popularmente dan explicación, llevan más o menos el siguiente tono: “Es la pobreza y falta de empleo… se necesita más educación ya no hay respeto por los padres; los niños no respetan a nadie… hay gente mala… y, sobre todo, la más escuchada: ¡El Gobierno no hace nada!”
Reconociendo que la violencia social se conforma de múltiples variables, te pediría me acompañes a cuestionar cada una de estas afirmaciones. El propósito es poner luz sobre acciones presentes, las cuales actúan como el cáncer, que inicia en una célula y termina matando al organismo que le da vida. Pongamos en el microscopio a la célula de la sociedad, la familia, y veamos cómo protege y vigila a su patrimonio humano: la niñez.
La primera frase “…Es la pobreza y la falta de empleo…” Yo me pregunto si al asegurar que la pobreza es procuradora del crimen, indirectamente, ¿no estaremos haciendo legítima la conducta delictiva, además de aminorar la responsabilidad del que delinque? Si la pobreza genera vicio moral, entonces, ¿la riqueza asegura actos virtuosos?
Por otra parte, me parece que todos sabemos de altos funcionarios, empresarios y delincuentes de cuello blanco, con sueldo, empleo y empresa; con dinero en el bolsillo, pobreza moral y riqueza de conductas corruptas.
Una más de nuestras frases: “ se necesita más educación ” Se espera que el niño “sea alguien”, gracias a un grado académico que le dé acceso a un empleo que favorezca su capacidad consumista, a partir de lo cual podrá “ser importante”, y entonces “ser exitoso”, y así “sea reconocido” en una Sociedad de carácter hedonista e individualista, en donde “tener para ser” es la premisa. Es verdad que la capacitación profesional es importante, pero un título universitario no implica desarrollo personal ni formación moral.
Fomentar y defender el valor de las niños a través del desarrollo de sus recursos personales –incluyendo, desde luego, la formación profesional-, que le permitan vivir en bienestar y armonía con los demás, son los objetivos más elementales de la educación. Nunca lo será favorecer la inclinación del consumo para convertir al “educado” en esclavo de una Sociedad angustiada por la compra compulsiva.
Vamos con la siguiente frase “….Ya no hay respeto por los padres…” Exentando y reconociendo al gran número de familias con verdadero interés y fidelidad en el cuidado de los hijos y con la intención de explorar la siguiente afirmación, revisemos dos “soluciones” frecuentes a los incómodos embarazos no deseados.
Me permito hacer crítica de unas supuestas “leyes y acciones de protección a la mujer”, las cuales, por una parte, favorecen un empoderamiento erróneo de género, a la vez que derivan en la anulación de la figura del padre, fomentando el aborto o privilegiando con beneficios mediatos a las madres solteras. Surgen preguntas: ¿Hay respeto por un hijo que se trae a la vida y cuando aún está en el vientre de la mujer se le impide nacer?, ¿se otorga respeto a los hijos que nacen sin seguridad de una familia bien constituida y de un padre que les proteja?
Estas medidas, en realidad ¿protegen o patrocinan peligros? ¿Me equivoco al decir que las leyes del aborto favorecen a que la mujer no tome consciencia sobre la decisión del momento y la persona con quién ejercer una vida sexual activa? ¿Por qué de la misma manera como se promueve el aborto, no se insiste sobre la realidad de que las consecuencias físicas, psicológicas, sociales y morales del aborto recaen sobre la mujer, auxiliando, premiando y promoviendo la conducta masculina indolente y sinvergüenza?
Por otra parte, también se empodera mentirosamente a la mujer, al hacerle creer que puede “sacar a sus hijos adelante”. Esos hijos tienen un padre, y la madre merece protección. Ofrecer algunos beneficios mediatos a la madre soltera, no resuelve la situación de protección y crianza del hijo. Eso le corresponde también al padre, a quien se le deslinda de su responsabilidad, debilitando así la figura paterna y obligando, de una manera u otra, a la Sociedad, a asumirla, puesto que ese hijo requerirá recursos que tendrán que salir del contribuyente, como los servicios de salud, escuela pública, por mencionar algunos. Pregunto si estas leyes no estarán motivando la vida sexual irresponsable en donde tarde o temprano nuestros impuestos serán destinados a soportar las consecuencias de “una noche de copas”, la conducta no vigilada de unos adolescentes sin atención, o mucho más grave aún -comentario al margen, puesto que el tema del abuso sexual merece más espacio-: el silencio frente a crímenes como el abuso sexual, del que tantas veces la madre es cómplice silenciosa. En este caso particular, el aborto, al borrar la evidencia del delito, protege a los transgresores.
En este sentido, me pregunto si tales políticas no estarán atentando contra las personas, puesto que todos somos perjudicados: mujeres desvaloradas, hombres desposeídos de su digno derecho a la paternidad responsable, ciudadanos abusados y obligados a cumplir con promesas electoreras decididas por otros y, sobre todo, el maltrato por acción u omisión hacia los más vulnerables e inocentes quedará disculpado.
Continuemos con la siguiente frase: Se dice que ahora “los niños no respetan”. Es conocido que el castigo corporal y el maltrato verbal, llevando la intención de “forjar el carácter y educar”, fueron estrategias disciplinarias de generaciones pasadas, consideradas inclusive como necesarias. Reflexionando un poco, pensemos: si apalear a un empleado merece sanción y cárcel, aporrear o humillar a una mujer es delito de género, golpear un animal es crueldad, ¿por qué golpear, amenazar, intimidar, humillar a un niño es bondad? Porque los maltratos físicos y verbales se arropan en trilladas frases: “…es por su bien… …un buen golpe a tiempo… a mí me duele más que a ti”.
Actualmente, quizás estemos pagando las consecuencias de métodos humillantes que “entrenaban la obediencia” mediata. El maltrato -dependiendo de su intensidad-, a veces disfrazado de disciplina, al paso del tiempo puede generar humillación, sentimientos de baja autoestima, depresión y ansiedad; también conductas tramposas para evitar el castigo. Lamentablemente, cuando la violencia al menor se realizó a niveles de crueldad, lo que puede esperarse es una absoluta incapacidad de sentir empatía, particularmente frente al sufrimiento del otro, manifestada en conductas impulsivas, violentas y peligrosas, a consecuencia de la impregnación inmoral y perversa en la que ese delincuente se vio inmerso en su niñez y adolescencia. Nunca será válido esperar que surja el respeto desde conductas irrespetuosas, y mucho menos hablar de amor con golpes.
“Hay gente mala”. Hay gente mala o personas con conductas inmorales en una Sociedad que descuida a sus personas más frágiles desde su más temprana infancia. Dios no creó árboles de balas, ni montañas de cuernos de chivo; tampoco hizo que nacieran sicarios, mochaorejas ni narcopolíticos; todos ellos, alguna vez, fueron niños que llegaron a la vida sin esas conductas y al paso del tiempo fueron deformados.
Recordando el pasaje de La Adoración de los Reyes Magos, ese Niño ante quien los más sabios se inclinaron a adorarle, y quienes ostentaban el Poder buscaron matarle, ese Niño de hace dos mil años, imagen visible de un Dios invisible, es analogía del Patrimonio de la Humanidad: todos nuestros infantes, niños, niñas y adolescentes. Los menores en edad, día a día se encuentran amenazados por los cotos de poder político, social, económico; sin embargo, ¿acaso no estamos todos nosotros para cuidarlos?
Para terminar, la última de las mencionadas frases: “El Gobierno no hace nada”. Pregunto: ¿qué acaso en una Democracia el Gobierno no somos todos?; ¿qué estamos haciendo para impedir el maltrato infantil?; ¿qué estoy haciendo yo para evitar el pronóstico moral de un niño maltratado?
Las reflexiones antes expuestas, desde luego, son opinables. La cuestión es ¿cuál es la solución? Mi propuesta es: sensibilización y formación a los padres de familia. Si para procurar cualquier formación profesional son años de trabajo académico, ¿por qué, para acompañar el desarrollo físico, psicológico y moral de un hijo, no existe preparación alguna?
Concluyo uniéndome a un pensamiento expresado por Mahatma Gandhi: “Sostengo que cuanto más indefensa es una criatura, más derecho tiene a ser protegida por el hombre contra la crueldad del hombre”.
Educación en la paz
Los menores son responsabilidad de todos los adultos, no sólo de sus padres
Internet abre puertas a toda la información a nivel mundial, se pueden visitar páginas de cualquier tipo de temas, de acuerdo a lo que se busca, por eso es que los niños y adolescentes necesitan la supervisión de una persona mayor.
Dulce Natalia Romero Cruz
Más que la tecnología, lo que está afectando el comportamiento de los menores son los Medios Informativos (Prensa Escrita, Televisión, Radio, Internet), pero depende del uso que le den. “Creo que afecta en la medida en que el menor haga una creencia de lo que está viendo a través de las Redes Sociales y los Medios Informativos; que lo vea como un patrón conductual cotidiano o algo absoluto, cuando pasa así, generalmente es porque falta un diálogo asertivo en la familia para que los chicos puedan tener algo que los proteja de toda la información que les llega”, comentó para Semanario la Psicóloga Claudia Angélica Rangel Martínez, Fundadora y Presidenta de la Asociación Civil Cuepaliztli.
“Si algo le corresponde a la familia es empezar a desarraigar los hábitos que nos hemos hecho con la tecnología inmediata y retomar otras cuestiones en el manejo del tiempo libre, recuperar la unidad”.
Solo la familia?
La familia forma parte de un sistema, del que todos somos integrantes, y más que lo que se aprende en casa también tiene que ver, en el comportamiento de un chico, el tipo de personas con las que se relaciona y todo lo que ve y escucha en su entorno social.
“Los Medios Informativos deben tener en cuenta que tenemos acceso a todo mediante un simple celular. Las familias desde hace 20 años para acá que se comenzaron a usar más el celular y el Internet, han modificado mucho los comportamientos del diálogo, de los afectos y del manejo de la información que nos llega con gran inmediatez. Ya no sabemos comunicarnos con quienes están cerca. Las relaciones se están fragmentando, se están volviendo individualistas y prácticas con el mal uso que le damos a la tecnología.
“Hace poco falleció el filósofo Zygmunt Bauman, que hablaba sobre la humanidad líquida; nos estamos desparramando, diluyendo como seres humanos, ya no hay contacto piel a piel, no nos vemos a los ojos ni nos tomamos las manos para decirnos ‘yo estoy contigo’, solo mandamos mensajes de aliento con una carita triste; nos estamos volviendo íconos de las Redes Sociales. Desde ahí nos estamos alejando de los sentimientos profundos y la familia, en lo que le toca, debe recupéralo”.
La experta explicó que de lo que más adolecen los padres de familia es de la paciencia en los procesos disciplinarios, porque es cuando más se usa la tecnología para complacer a los hijos con aparatos digitales para que estos, a su vez, no hagan berrinches, lo que acaba con el sentido de tolerancia a la frustración. Los padres se olvidan de que lo que más demandan los niños es atención, cariño, cercanía y contacto visual.
Cómo crear un ambiente de paz
l Estar al tanto de lo que los menores ven.
l Hablarles en su idioma, recordando que también fuimos adolescentes, y si los padres no saben cómo hacerlo, lo mejor es acudir a profesionales: orientador espiritual, psicólogo.
l Dedicar tiempo y minimizar los lapsos invertidos en las Redes Sociales.
l Evitar ser difusores de violencia por muy sutil que sea, como los videos de comediantes misóginos, groseros, vulgares, etcétera. Además de la música tan agresiva con las mujeres y en general, que hablan de matar o matarse por un desamor, que proporciona elementos para continuar con un legado de violencia y no de paz.
l Exponer que no estamos de acuerdo con ningún tipo de violencia no es una cuestión de moral, sino de cordialidad y de convivencia sana.
l Dar buen ejemplo. El ejemplo arrastra, y los niños son muy observadores. Al conducir, dar paso al peatón y a otros autos; no causar caos usando el claxon por desesperación, no pelear con los demás conductores ni ofenderlos. No tirar basura en la calle, respetar los lugares preferenciales en el transporte público, etcétera.
l En las Redes Sociales hay cosas muy positivas, como videos en los que se realizan acciones pequeñas pero que dan grandes lecciones de paz.
l Recuperar el sentido de humanidad hacia nosotros mismos y hacia los demás, ofreciéndonos a quien nos necesita.
Ante fuertes ataques
El caso Monterrey, de Federico Guevara, el niño que balaceo a sus compañeros y maestra de Secundaria, no es nuevo. En Guadalajara se tiene el caso de la Banda Pañal, que fueron menores de entre 6 y 12 años de edad que atacaban tiendas, centros comerciales y a transeúntes a punta de pistola, llegaron herir a personas y todavía esta pandilla sigue vigente. El Ponchis, un niño de 13 años que era un sicario; las adolescentes de 14 y 16 años que trabajaban con una banda de narcotraficantes de Guerrero.
“Ahora el caso del norte de país solo muestra que los Medios de Comunicación hacen de la violencia un sector de elite, en relación a que pareciera que la violencia es exclusividad de los sectores menos favorecidos económicamente. Federico Guevara fue diagnosticado con un trastorno de personalidad y con depresión, pero qué hubiese pasado si hubiera sido un adolescente de las periferias de cualquier ciudad, que su familia no tuviera relaciones pudientes como las tiene. Pero nos dolemos porque también la violencia es una elite y esta vez nos recuerda que la violencia permea sin género, sin condición social, y es un factor que se está invisibilizando. Se ha hecho un sentido de protección para sensibilizar las acciones, como al padre del chico que tenía armas y acceso a algunas de alto calibre (calificadas solo para el ejército) y no se le ha cuestionado, se habla también del prestigio del Colegio”.
La especialista aseguró que este hecho fue un claro ejemplo de alejamiento fraterno y afectivo de supervisión, porque siendo menor tenía acceso a las Redes Sociales sin la supervisión de un adulto.
Qué hacer?
Exigir, además de aspectos de la economía familiar que son indispensables, una economía humana: “en donde las ganancias deben ser a través de valores, de formas de disciplina, de proyectos de vida, de relaciones interpersonales, etcétera. Actualmente se están pidiendo reformas para que haya regulación en cuanto a lo cibernético, porque hay delitos sexuales muy fuertes, hay una difusión tremenda de información basura que en realidad está dañando y siendo mortal para la Sociedad: la difamación, la violencia no siempre física, que deja secuelas profundas, entre ellas, el repetir los patrones de conducta y de comportamiento que se ven a través de las Redes Sociales.
“Los que estamos cercanos a los niños, independientemente del parentesco que se tenga, con prudencia y con el permiso correspondiente debemos acercarnos; atrevernos a denunciar sin temor a debatir con la autoridad. Por esto la necesidad de empoderar a los niños, para que piensen y cuestionen las formas de relacionarse; que haya más supervisión por Internet; denunciar, ante la Policía Cibernética las páginas que nos parezcan ofensivas o peligrosas para los menores; en el 911 se pueden denunciar las emergencias cibernéticas. Es importante que hagamos un vínculo sociedad-gobierno en este sentido. Si nos están facilitando las herramientas, hay que ponerlas a funcionar, porque ya las pagamos con nuestros impuestos. Que no nos falte voluntad y volvamos a creer en que sí podemos conformarnos como un grupo solidario de paz; y hacerlo con mucha paciencia porque no es de tiempo”.
Algunas señales de que algo no está bien en un niño o adolescente:
l Siempre está apartado.
l No quiere hablar con nadie, solo trae audífonos puestos.
l Lleva días sin bañarse, cuando este comportamiento ya no es propio de su edad.
l No quiere estudiar.
l En la escuela tiene problemas de todo tipo.
l Reprueba materias.
l Se sale de la escuela.
l Es desafiante a las reglas
(en casa, la escuela, la calle y hasta en los lugares de recreación como el cine).
A dónde recurrir?
Policía Cibernética
Teléfono: 3837-6000 Ext. 15832 y 15836
Correo Electrónico: policía.cibernetica@jalisco.gob.mx.
Centro Estatal de Prevención Social
Dir. Luis Armando Bazaldúa Flores,
Teléfono: 3837-6000 Ext. 38785
•Brindan pláticas informativas en escuelas, empresas y otros grupos.
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